Tuesday, March 10, 2009

Las fotografías del conflicto armado interno reunidas por la CVR.

Poner a la mano de cualquier persona el acervo fotográfico de la CVR es posible gracias a la internet. Aquí va en link.
La Primera, 10 de marzo de 2009
Luces y sombras de Thorndike
César Hildebrandt

Ha muerto Guillermo Thorndike y en esta hora de hipocresías funerarias hemos tenido que escuchar esos elogios de velorio y esas penas casi obligatorias que acompañan a la florería de ocasión.
Lo peor de una muerte son los discursos y la mayor parte de los discursos son la muerte. Pero en el caso de Thorndike los desmanes apologéticos y la tristeza profesional de algunos locutores suenan especialmente insufribles.
Porque quizá la manera más delicada de asistir al entierro de Thorndike sea guardando un prudente silencio. Un silencio que evoque al gordo amable y al magnífico padre y al indesmayable escritor que fue también Guillermo Thorndike. De otra manera tendríamos que repasar la vida de un hombre extraordinariamente talentoso que hizo todo lo posible para ser recordado no por su talento sino por las debilidades de su carácter y su varias veces demostrada falta de escrúpulos. (sigue)

Monday, March 02, 2009


FRAGMENTO LITERARIO: LECTURA
Yo y los criminales de guerra
Los tribunales internacionales para Ruanda y la Antigua Yugoslavia fueron los primeros creados tras la segunda contienda mundial para perseguir crímenes de guerra. Su ex fiscal Carla del Ponte cuenta en sus memorias (Ariel) los entresijos de la lucha contra la impunidad

CARLA DEL PONTE. De El País 01/03/2009

Sunday, March 01, 2009

El País, 1 de marzo del 2009
REPORTAJE: MEMORIA HISTÓRICA
Franco inventó la memoria histórica
El dictador encargó censos de desaparecidos y exhumaciones desde 1936. El BOE prueba su preocupación por honrar (sólo) a su bando
La Ley de Memoria Histórica la inventó un dictador, Francisco Franco, cuando sólo era un general golpista. No la llamó así, pero no hay, en el texto arrancado con esfuerzo a las fuerzas democráticas en 2007, nada que el Caudillo no hubiera hecho 70 años antes. Fue Franco el primero en pedir un censo de desaparecidos de la guerra; el primero en encargar a un grupo de expertos un protocolo de exhumación, y el único en preservar por ley las fosas comunes para que no se construyera sobre ellas. Todo únicamente para las víctimas de su bando. (sigue)

El Argentino y el Ché

Ví hace poco El Argentino y el Ché, las dos partes de este perfil cinematográfico sobre dos momentos decisivos en la vista de Guevara. Me gustó. La película ofrece una imagen verosímil del personaje, y la representación de su campaña final en Bolivia permiten cuestionar la leyenda y el mito del Ché. Acoplo una nota en Clarín de hace algun tiempo, en la que muestran unas recientemente halladas fotos de Guevara, poco antes y poco después de ser asesinado (aquí).

Como se sabe, la imagen del Ché impactó y quedó como un ícono generacional. Su muerte casi coincide con la emergencia de las protestas estudiantiles en muchos lugares de América y Europa en 1968. En estos eventos su evocación empató con los sentimientos de rebeldía y con las consignas de contestación al sistema.

En Perú su muerte no dejó de despertar sentimientos de identificación con la causa revolucionaria. Casi toda la izquierda encontró un nuevo héroe o mártir en la figura de Guevara. Recuerdo haber visto, en los años 70s, un afiche enorme con la imagen de la foto de Korda en uno de los pabellones de San Marcos y la efigie a la entrada de letras, derruída en los 90s. Otro afiche de esos era uno de Mao, a quien ví asì por vez primera. Pasaba todos los días por la universidad de camino al colegio, y esos y otros inmensos afiches siempre me llamaron la atención.

Aunque los maoístas pronto tomaron distancia del naciente culto al Ché Guevara, no fue necesaria ni exclusivamente por cuestiones de ideología o de estrategia. Dentro de la izquierda peruana se desarrollaba una intensa pugna en el mercado de símbolos y términos de los revolucionario. El lugar privilegiado de esas pujas por objetos de representación eran las universidades. Y las universidades públicas estamparon sus íconos de la manera como alcancé a verlos de niño y hasta que llegué a los 20s.

Pasadas las aventuras trágicas del MIR y del ELN, prácticamente ninguna organización de la izquierda marxista pretenderá volver a los aprestos armados, salvo una, Vanguardia Revolucionaria, que en junio de 1968 había realizado su segundo congreso, imponiéndose en él la voluntad de preparar al partido para el hecho armado. Habían pasado pocos meses desde la muerte de Guevara y la estela de su proyecto guerrillero estimulaba con fuerza el deseo de continuar con esa extraordinaria empresa revolucionaria, otra manera de ir a la lucha armada que el sector de los maoístas despreciará, pero que una juventud distante de los partidos comunistas pro sovieticos y maoistas verá con entusiasmo y apremio.