Monday, August 31, 2009


Una insoportable impunidad: El caso de Mamerto Huamaní o la memoria de los invisibles
viernes, 28 de agosto de 2009
Carolina Acevedo
Ricardo Caro Cárdenas
(fotos de V.R.)
Huancapi, 22 de agosto 2009, vísperas de la fiesta patronal de San Luis. Este poblado de Fajardo, al sur de Ayacucho, está en plenos preparativos para su principal festividad religiosa y para la parranda que alborotará la vida de este pueblo en los siguientes días. Nos reunimos con algunas señoras amigas, y en medio de la conversación ha sido inevitable recordar los tiempos de la violencia. Fue entonces cuando escuchamos la historia de Mamerto Huamaní, desaparecido por el ejército en 1986 y cuya viuda aún vive en el pueblo, trabajando en el municipio. Fuimos a buscarla y nos recibió una señora vestida de negro, de mirada tierna y acogedora. Nos presentamos, y sin mucha introducción, la señora Obdulia Ayala se dispuso a contarnos sobre el día en que vio por última vez a su esposo.
Mamerto Huamaní Chillcce, 26 de abril de 1986.
Mamerto Huamaní Chillcce, padre de seis niños, era secretario del alcalde del Concejo Provincial y secretario de Izquierda Unida, cuando efectivos militares de la base de Huancapi, encabezados por el teniente “Rata”, irrumpieron en su casa pasada la medianoche del 26 de abril de 1986, y lo sacaron a golpes de su cama. En la confusión, su esposa pudo reconocer a un vecino que aparentemente colaboraba con la identificación del detenido. Mamerto fue trasladado a la base y sometido a torturas, luego fue atado y crucificado a campo abierto mientras lanzaba gritos de dolor. Varios pobladores pudieron observar esas escenas desde el refugio de sus viviendas. A las cuatro de la mañana, Obdulia recurrió a sus suegros, vecinos a la base, a quienes narró el secuestro de su marido. Los suegros comprendieron entonces quién era la persona torturada esa madrugada. Obdulia, que acababa de dar a luz, había retornado a su casa a prepararse para hacer el reclamo de Mamerto en la base militar, cuando un par de cabitos montados a caballo aparecieron y forzaron la entrada. Mientras bajaban de los caballos, Obdulia vio que un trapo rojo con la hoz y el martillo se le cayó a uno de ellos. Los cabitos entraron a registrar y desordenar todo el lugar. Detrás de ellos apareció otro grupo de soldados trayendo a Mamerto en “semi vida”. Encerraron en una habitación a Obdulia y a sus hijos y siguieron torturando a Mamerto dentro de la misma vivienda. Desde el encierro, su esposa pudo mirar por una ventana como Mamerto era tumbado boca abajo, insultado y pateado, mientras sus niños gritaban desesperados que no maten a su papá. Poco después, Mamerto fue sacado caminando de la vivienda pero a los pocos pasos cayó pesadamente. Su cuerpo fue liado a los caballos y arrastrado por los suelos hasta la base, mientras un soldado llevaba una bandera roja. Con la vista de esta escena, Obdulia se desmayó. Esa fue la última vez que lo vieron con vida.
En los días siguientes Obdulia fue una y otra vez a la base a preguntar por su esposo. Los militares le aseguraron que “está mal pero ya estamos curando, ya está reviviendo”, por lo que debía llevarle alimentos, ropas y cigarros. Unos días más tarde, mientras vigilaba el interior del estadio, pudo ver que el cuerpo de su esposo era colocado en un costal y llevado en un carro. Aunque parecía que se dirigía a Chincheros, finalmente el vehículo no fue mucho más allá. Se detuvo en Callapachayocc, cerca de una de las chacras de la familia, y fue allí, detrás de una tapia, donde los cuerpos de Mamerto y Víctor Pariona Palomino, oriundo de Cayara y detenido por las mismas fechas, fueron quemados. Obdulia partió luego a Huamanga a sentar la denuncia en el Ministerio Público sobre la detención de Mamerto. Mientras, sus suegros fueron a averiguar en el lugar qué quedaba de las cremaciones, encontrando solamente algunos restos óseos y sus zapatillas. A su retorno, Obdulia se enteró que estos habían depositado lo encontrado en un nicho del cementerio de Huancapi.
Archivamiento del caso. 13 de marzo del 2009.
Dieciocho años después, tras la derogación de las leyes de amnistía a los militares y en el contexto del trabajo realizado por la CVR, el caso de Mamerto Huamaní es reabierto por la Primera Fiscalía Supraprovincial Penal de Ayacucho el 23 de noviembre del 2004. Sin embargo, durante cinco años las gestiones para ahondar en las investigaciones e identificar responsables resultaron infructuosas. Así, el 13 de marzo del 2009, Obdulia Ayala es notificada de que la fiscalía de Ayacucho ha resuelto archivar el caso sobre el secuestro, asesinato y desaparición de su esposo. La búsqueda de los militares responsables por el delito de homicidio calificado en agravio de Mamerto Huamaní Chilcce se acabó porque las diligencias emprendidas por la fiscalía ante el Ministerio de Defensa solo lograron como resultado la siguiente notificación: “No se ha encontrado información referente a la relación del personal militar que prestaron servicios en la Base Militar de Huancapi durante el periodo de abril a junio del año 1986 […] No se encuentran las relaciones nominales del personal militar del Ejército del Perú que prestó servicios en la base Militar de Huancapi entre los meses de marzo a mayo del año 1986” (1). ¿Ahí no más se queda todo?
“Perú país del primer mundo”
Un reciente discurso presidencial ha colocado en la agenda de los próximos años una fecha emblemática, el 2021, año del bicentenario de la Independencia, como seña de un objetivo nacional: ser un país del primer mundo. ¿Cómo tomar con seriedad una propuesta así, que más bien pretende encubrir detrás de una imagen falaz el contubernio de la justicia con el desprecio y la discriminación de los más débiles?
Un riesgo creciente para la democracia en el Perú y para cualquier futuro imaginado de comunidad nacional lo representa el comportamiento institucional que ampara la impunidad. Por ejemplo, la promulgación de un Decreto Supremo (2) para la defensa privilegiada de los miembros de las fuerzas armadas y policiales incluidos en violaciones a los derechos humanos -encargada hasta ahora a dos estudios de abogados en Lima y Ayacucho-, empaña el legítimo derecho a la defensa de los servidores del estado. La sorda connivencia del Presidente de la República, que muestra una voluntad política insuficiente para promover las respuestas que contribuyan a esclarecer lo ocurrido con Mamerto Huamaní y con miles de ciudadanos más, sólo convoca sombras con sus promesas de futuro para el país.
El último destino del proceso de Mamerto Huamaní parece seguir, una vez más, el tránsito interminable de tantos otros casos similares, y es la institucionalidad del Estado la que ofrece los mayores obstáculos en la búsqueda de justicia para los ciudadanos del país. Las negaciones, las maniobras dilatorias, las excusas incongruentes, el silencio cómplice y la esperanza de que la ciudadanía se harte de buscar y perseguir la verdad sólo pueden acompañar a quiénes aspiran al olvido colectivo aunque saben que la historia no está de su lado. La imposibilidad de saber qué pasó parece ser el pretexto perfecto para cerrar casos como el de Mamerto, y no es el único.
El universo de los invisibles
Luego de entrevistarnos con la viuda de Mamerto Huamaní, nos dirigimos al cementerio a buscar el nicho que conservaría sus restos. La lápida registra la fecha de su secuestro y la figura pintada de un Cristo adolorido sosteniendo un cáliz, acompañada del recuadro de una fotografía borrada por el tiempo, la que parece interpelarnos sobre el silencio que rodea su memoria. No sólo quisieron desaparecerlo, apenas se pudieron rescatar algunas huellas inciertas de él mismo, pero además ahora, el rostro de Mamerto Huamaní se ha desvanecido de su lápida.
Fue militante de izquierda, empleado de la municipalidad provincial, unos dicen que fue maestro, aunque su tumba nada nos dice de esto y quizás no tendría que decirlo. Su destino es semejante al de miles más, que evocamos en fechas emblemáticas y en lugares a propósito para manifestar nuestra comunidad y nuestro compromiso con ellos.
Mirando la lápida y la foto borrada no pudimos evitar recordar los miles de nombres ausentes de las piedras del Ojo que Llora, y que un silencio políticamente correcto mantiene así. De alguna manera, la abstracción de las víctimas permite hacerlas “invisibles”, alejándonos de la incomodidad de ponerles nombre y conocer la historia de sus pueblos. Así, el nombre de Mamerto Huamaní y su historia sufren una doble desaparición. Aunque fechas y lugares nos refuerzan la ilusión de una representación del conjunto de las víctimas del conflicto armado, frente a la tumba de Mamerto Huamaní, todos esos esfuerzos necesarios no nos resultan tan elocuentes.
La memoria nacional de aquellos años, bloqueada por el gobierno y sus aliados empeñados en promover una amnesia colectiva, sufre del accionar cómplice de instituciones estatales y civiles que no contribuyen a crear una opinión pública y una voluntad política que contribuyan con la justicia. ¿En qué estado se encuentran los miles de “invisibles” que, como en el caso de Huamaní, no cuentan con el capital social suficiente para acceder a los medios de comunicación, o que no tuvieron la suerte de ser amparados por alguna ONG de defensa de DDHH, o con ciudadanos que los acompañen en su búsqueda de justicia? La tarea es larga y nos compete a todos.
Notas
(1) Resolución N° 19-2009-MP-FSPA-01 del Ministerio Público, de fecha 17 de marzo del 2009, Primera Fiscalía Supraprovincial Penal de Ayacucho.
(2) DS Nro, 022-2008-DE/SG, El Peruano, 28 de octubre del 2008.

Saturday, August 22, 2009

Principal La Republica
La izquierda en su laberinto
Sáb, 22/08/2009 - 23:07
Por Alberto Adrianzén M. (*)

Una reciente encuesta del Instituto de Opinión Pública de la PUCP, para sorpresa de muchos, muestra que una mayoría de limeños se ubica ideológicamente en la centro-izquierda y en la izquierda. El porcentaje es de un 52%, cifra alta si se toma en cuenta que la capital, desde hace algunos años, vota mayoritariamente por la derecha. Incluso, se puede afirmar que Lima es el bastión del antinacionalismo. Tan cierto es esto último, que si se sustrae la votación de la provincia de Lima del cómputo final en la segunda vuelta del 2006, Ollanta Humala hubiese ganado a Alan García por una diferencia de 600 mil votos. Sin embargo, el tema del presente artículo no es discutir el real o supuesto giro de los limeños hacia la izquierda, sino más bien, como otras veces, el tema de la izquierda.
http://www.larepublica.pe/disidencias/22/08/2009/la-izquierda-en-su-laberinto
CLARIN ZONA
16 de agosto
PABLO CAMOGLI: HISTORIADOR
"La guerra civil permanente parece formar parte de nuestra identidad nacional"
Según este historiador, a pesar de que la Argentina superó las etapas de enfrentamiento armado, los choques entre bandos antagónicos se siguen reproduciendo hasta la actualidad.
http://www.clarin.com/suplementos/zona/2009/08/16/z-01979334.htm

Wednesday, August 19, 2009

Historia del miedo - Una entrevista con la catedrática Joanna Bourke
Por Michael O’Connor
Traducido por: Abigail Schteinman
“Según dijera el archidiácono R.H. Charles en 1931: puede que la ciencia haya desenmascarado muchas supersticiones de la Alta Edad Media y descubierto la falsedad de la magia secular y religiosa del pasado y del presente, pero en su lugar ha introducido gran cantidad de inquietudes nuevas que nos acosan desde la cuna hasta la tumba” – Fear: A Cultural History, por la Profesora Joanna Bourke [Pág.5]

En 1862 Duchenne de Boulogne, un neurofisiólogo pionero francés, publicó un libro titulado The Mechanism of Human Facial Expression. Constituye una investigación notable, donde toma la cara de un hombre de edad anestesiado y a través de descargas eléctricas intenta reproducir diversas emociones. Con varios músculos contraídos, el retrato emocional del miedo que produjo y fotografió llamó tanto la atención a la vez que hizo reflexionar. Según Duchenne, la cara reflejaba las emociones en forma directa (por lo que una cara malvada indicaba asimismo mal carácter). Esto ocurría en paralelo a Darwin proponiendo argumentos a favor de la evolución y de los “principios de la expresión”, quien además sostenía que la cara del miedo tenía atributos que favorecían la supervivencia (los ojos abiertos de par en par con las cejas en alto permitían al individuo mirar a su alrededor con mayor rapidez). La catedrática Joanna Bourke, en su último libro, Fear: A Cultural History, toma este debate a modo de introducción a un tema profundo, señalando que mientras los expertos podrían estar de acuerdo sobre el aspecto de la cara del miedo, no nos han enseñado mucho en lo que respecta a la definición del miedo y las consecuencias del mismo. (sigue)
La definición de "genocidio": Armenia, 1915.
Por Three Monkeys Online
Traducido por: Abigail Schteinman
Se dice que cuando Hitler planificaba el holocausto se refirió sobre los armenios como ejemplo de la rapidez con la que el mundo olvida las atrocidades. El genocidio armenio, sin embargo, no ha quedado en el olvido, y ochenta y nueve años después de los acontecimientos sigue siendo un tema controversial. Turquía, Israel y Estados Unidos se cuentan entre los países que se niegan a reconocer los sucesos en la región oriental de Anatolia, acontecidos en 1915, como genocidio. El tema, que a primera vista podría parecer simple, implicaría diferentes polémicas. Fuentes históricas irrefutables han ayudado, sin embargo, a reconocer este hecho como histórico. Derechos de propiedad, indemnización fiscal, alianzas internacionales y estudios sobre el holocausto: todo esto entra en juego y complica el asunto. Three Monkeys Online entrevista al profesor Denis R. Papazian, director del Centro de Investigación Armenia (Armenian Research Centre) de la University of Michigan-Dearborn. (sigue)



Nov. 13 2008
Uno de los más graves ataques llevados a cabo contra civiles durante la fase final de la Segunda Guerra Mundial en Italia tuvo lugar el 24 de marzo de 1944: trescientos treinta y cinco hombres italianos fueron las víctimas de la masacre de las Fosas Ardeatinas. Eso es un hecho reconocido por todos. Lo que está menos claro, al menos en la memoria popular, es quienes fueron los responsables últimos de dichas muertes. Desde días después de la masacre hasta el momento actual, la polémica sigue viva sobre quién es culpable de las ejecuciones. (sigue)

Monday, August 17, 2009


Recorrido fotográfico de un viaje por el norte del Cauca

De Popayán a Cali, al recorrer las montañas del norte del Cauca se ve de primera mano cómo el conflicto armado sigue enquistado en algunas zonas del país. 7/7/2009.