Todavía busco un tiempo para escribir sobre el último viaje a La Mar, pero hoy la noticia es la captura de Jesús Sosa Saavedra, el asesino que a lo largo de su carrera como agente de inteligencia del ejército, práctico el homicidio de manera sistemática, siguiendo un patrón extendido en el ejército durante los años de la guerra sucia contra Sendero Luminoso.
Los medios resaltan su participación en Colina y olvidan extrañamente lo recapitulado por él mismo en el libro de Uceda. Por lo narrado ahí, sabemos que la carrera de asesino fue "institucional", empezó a matar con la convicción de no ser el único y de estar respaldado por su "ejército". En el libro de Uceda los militares siniestros y homicidas dominan la trama de una guerra que duró más de una década.
La actitud de Sosa es distinta de la de otros miliatres. Es quizás el único que reivindica su participación como asesino de "terroristas". Se asume como un soldado que cumplió con su deber, defendiendo así su responsabilidad asi como una autorepresentación de sí mismo, de alguien que, por decirlo así, no ha perdido la moral de combate que lo llevó a perpetrar crímenes, en cumplimiento del deber según señala.
Es un año excepcional en cuanto al destino de declarados asesinos como Telmo Hurtado., encarcelado en USA y probablemnte expatriado pronto. Hace poco he sabido de un amigo que hace su trabajo de campo en Huamanquiquia, que habría recibido versiones de campesinos que han reconocido a Hurtado como el perpetrador de otros crímenes en esos lugares. Esto me hizo pensar en la posible carrera homicida de este individuo, que no debe haber empezado esa mañana en que asesinó y ordenó asesinar a los campesinos de Accomarca. Como con Sosa y su carrera en Colina, esa carrera sólo encontró en los hechos emblemáticos que la prensa eleva todo el tiempo, el cenit de su barbarie y su desparpajo.
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