Acobambilla, 2006. Son algunas mujeres de la comunidad, parientes de las autoridades asesinadas por Sendero Luminoso el 3 de diciembre de 1989. El 3 de diciembre de ese año, un grupo de senderistas disfrazados de militares ingresaron a la plaza la mañana del domingo, llevando atados a tres "subversivos" capturados poco antes. Al verlos entrar a la plaza, la población se formó inmediatamente, unos pensando que venía el izamiento de bandera, otros por temor. Interpelados por un supuesto ofiucial, sobre la suerte que debían correr los "terrucos" -si los debían matar o no-, algunos respondieron que sí, que los maten, otros que no y un rumor de miedo se hacia escuchar tambièn. Entonces el mando del grupo senderista ordenó que la población se encerrase en el local municipal, y sacando una lista llamó a varias autoridades de comunidad de Acobambilla y de los anexos de San Martín y Vista Alegre. Salieron veinte personas, todos varones. Fueron conducidos al local de la gobernación, ubicado justo al frente de la actual placa, en una de las esquinas de la plaza. Entonces se descubrieron, ellos eran "compañeros" y ahora iban a eliminar a los que querían matar a lo compañeros. Unas mujeres senderistas vigilaban con otros miembros de la columna a la población, y otros se dedicaban a saquear el mercado que se había ubicado en la plaza misma. Los detenidos, casi todos lideres y autoridades comunales, fueron encerrados en una habitación a la cual se le lanzó una granada. Después de eso, los sobrevivientes fueron degollados. Hubo uno que antes del encierro pudo escapar, pero fue baleado frente a la puerta del cementerio, a espaldas de la gobernación. La gente encerrada en la municipalidad salió despavorida a la plaza, sólo para encontrar los veinte cuerpos, al pie del monolito que domina la plaza hasta la actualidad, y delante del cual se encuentran ubicadas las señoras de la foto. Los senderistas los obligaron a contemplar los cadáveres, y amenazaron con volver. Luego lanzaron cartuchos de dinamita, quemaron el local de la gobernación, y la gente salió corriendo de la plaza, quedando los parientes y amigos de los muertos, intentando entender qué había pasado. Se puede ver la versión de la CVR en: http://www.cyberline.com.pe/pdfaprodeh/tomo_9/PDFSAnexo4/HUANCAVELICA.pdf
El año pasado (2006) se terminó de construir la plaza a los mártires de Acobambilla. No fue planificada para llamarse así, pero en algún momento del proceso de construcción, la población y als autoridades, no sin alguna discusión, decidieron dedicarla a los caídos aquel día de 1989. Aparentemente, el hecho conmemorativo también permitió conservar la piedra "de los ancestros" y su asociación con el lugar donde yacieron los cuerpos es ineludible cuando se indaga por lo que ocurrió en ésa esquina hace casi veinte años. Acobambilla es uno de los cinco distritos que conforman la cuenca del río Vilca, y del que conocemos a uno de sus pueblos, Manta, por la base del ejército que se instaló allí en 1984, y que fue el lugar de numerosas violaciones a los derechos humanos de los pueblos de la cuenca. Allí llegué el año pasado, durante una visita a propósito del trabajo del IDL por reconstruir una historia regional del conflicto armado. No tenía noticias de la existencia de la plaza, y me sorprendió mucho y gratamente encontrarme con este espacio local conmemorativo, hecho con buen gusto, además, como queriendo invitar a algo más que a recordar una fecha específica. El lugar, a más de ser un lugar de memoria, es por sobre todo un espacio público para el esparcimiento. Por supuesto las plazas que se han construido en innumerables pueblos serranos, a menudo no me han provocado mayor relajo. Pero esta plaza de Acobambilla se la veía distinta, y fue esa inicial impresión lo que me condujo hasta la historia detrás del ornato local. Acobambilla es todavía un distrito rural, pero ya ostenta su plaza nueva, con alberca para las truchas que estan un domingo y no están al otro, con puentes y pergola. La idea de "esparcimiento" que he usado me pone a pensar en eso que llamamos "tiempo libre" o de ocio. Encuentro pues una suerte de juego de sentidos en este lugar: espacio de conmemoración, lugar de ocio, simbolo de modernidad, vuelta de página al pasado, inclusión, fantasía de desarrollo. Tambièn me entero que en Acobambilla hay luz, el unico pueblo de la cuenca del Vilca que tenia luz por entonces. En la noche, mientras nos acercábamos, su resplandor rompía la monótona oscuridad y daba ánimos a los viajantes. Debo volver por allá otra vez. Espero que pronto.
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