Tuesday, April 17, 2007

La masacre de la U. de Virginia ha sido la noticia del día. Un crimen de estos, una vez más, en una sociedad que se vende como la vanguardia de la civilización. En su blog Martín Tanaka ofrece un enlace a una rtículo que aborda una interpretación especializada del caso Columbine.

At last we know why the Columbine killers did it. - By Dave Cullen - Slate Magazine

Por su parte Gustavo Faveron también entrega una nota que hace reflexionar sobre las motivaciones y la memoria/olvido que la sociedad moderna puede promover alrededor de estas desgracias.

http://puenteareo1.blogspot.com/2007/04/virginia-tech-la-historia.html

Monday, April 16, 2007

Javier Torres me envía un enlace a la web de Aprodeh, donde se registra el discurso con que se inauguró en la municipalidad de Huanta, la galería de "mártires de la Democracia", para conmemorar a dos concejales huantinos, asesinados por Sendero Luminoso.
Durante esta alcaldía se promovieron varios actos de recordación de los huantinos víctimas del terror senderista y de las fuerzas del orden.
No son muchos los lugares donde estas iniciativas han tenido lugar, considerando el universo todavía desconocido de municipios y municipalidades afectados por la guerra interna. En otro post recuerdo el caso de Acobambilla, en Huancavelica. También Sacsamarca, en Ayacucho, aunque allí la conmemoración se organiza alrededor de la fecha en que los sacsamarquinos vencieron a los senderistas que se dirigían a su pueblo a dar escarmiento por su resistencia contra ellos. En una peculiar "batalla por la memoria", el relato de los sacsamarquinos ha logrado imponerse sobre los relatos de la CVR y el que hiciera Gustavo Gorriti en un texto del IDL. La Asociación SER va a distribuir en pocos días el libro de la colección Rescate por la Memoria, dedicado a Sacsamarca, donde se presentan los relatos de los pobladores y los dibujos y poemas que elaboraron en la semana conmemorativa de su efemérides local, el año 2005.

Sunday, April 15, 2007

Paulatina pero firmemente viene instalándose en nuestro imaginario un negacionismo de la barbarie que fue la guerra contrasubversiva de 1980 a 1998. La intervención de ese negacionismo en la construcción del pasado, manifiesta en los comportamientos oficiales y en los olvidos y recuerdos colectivos, por ejemplo, está convirtiendo en prospecto el statu quo actual. La historia armenia puede ser aleccionadora, no?. Veré más sobre esto. Aquí va una artículo aparecido en Pagina 12, a propósito de un aniversario más del genocidio "olvidado" de Armenia. Hay un link a una web sobre el tema aquí. Y más abajo también hay otra nota sobre este aniversario y esta historia.

Página/12 Web :: radar :: El silencio de los inocentes
y

Saturday, April 14, 2007

RC - Artículos - Regreso a Auschwitz. Entrevista (inédita) a Primo Levi - Página 1

A propósito de cumplirse un aniversario de la muerte de Primo Levi, va esta entrevista en Letras Libres, luego de su segunda visita a Auchswitz, después de la guerra.
Otro buen artículo aparecido en el Nro. 1 de Letra de Cambio es el de Eduardo González Cueva.

http://www.letradecambioperu.com/files/03-EduardoGonzalez.pdf
Lavanguardia.es - Primo Levi, memoria de Auschwitz

Friday, April 13, 2007

Madrid: inauguran una muestra sobre la publicidad de la posguerra y su papel como aliada del franquismo

Me pregunto ahora por el tipo de publicidad que se le dió a la guerra senderista. "Publicidad" es una manera de alcanzar el significado popular de campaña de convencimiento contra o a favor de algo. La publicidad senderista y del MRTA de una parte. La del estado en sus diversas administraciones, y la de la prensa y demás medios de comunicación. También está la "publicidad civil" donde es posible encontrar campañas que apelan a principios y valores que, eventualmente, acusan ausentes en la intervención represiva del estado. La publicidad como forma discursiva, por supuesto, busca convencer con una economía de recursos que no apela necesariamente e la razón como a las emociones o sentimientos.

Tuesday, April 10, 2007

En el primer número de la revista electrónica Letra Libre, que edita Daniel Salas: (http://www.letradecambioperu.com/Vol1-No1.html), hay un interesante artículo de Susana Frisancho sobre la CVR y su enseñanza en la escuela desde una psicología del desarrollo:

http://www.letradecambioperu.com/files/05-SusanaFrisancho.pdf

Transcribo el comentario que le envié:

Hola Susana
He visto tu artículo en Letra de Cambio y me ha animado mucho su lectura. Coincido en lo que escribes y por el trabajo que he venido desempeñando también he notado las dificultades de tocar de manera pedagógica la difusión del informe, sobre todo -en mi experiencia con el SER y el IDL- con la población adulta en las provincias directamente afectadas por el conflicto.Aunque el Informe de la CVR es un marco necesario, resulta a veces insuficiente cuando se aborda una reflexión desde las realidades locales.
Me parece que esto es así porque la historia local de anexos, comunidades y distritos no tiene todavía la valoración y la ubicación necesaria en el relato que la CVR propone, y esa carencia de un relato propio, cercano, no permite vincular de manera subjetiva y reflexiva tantos hechos y testimonios que uno encuentra a cada paso en las provincias.Porducir una o varias pedagogías de difusión es una tarea urgente, porque en las experiencias que he podido tener, un esfuerzo por organizar narrativamente lo que ocurrió facilita establecer los nudos de temas que dan sentido a lo vivido individual y colectivamente. Las historias locales tienen en las autoridades y líderes locales, ejemplos de lo que significó la lucha contra la subversión de parte del estado y de la sociedad. A menudo, la historia de estos personajes permite desenhebrar una trama que el observador externo (por ejemplo un profesor o un promotor de ONG) no puede comprender del todo si sólo se limita a buscar lecciones y necesidades, a menudo a costa del descuido de las secuelas que manifiesta el ejercicio de la memoria de la gente.Rescatar las historias locales con mètodo y estrategia puede ofrecer un recipiente donde lo vivido adquiera forma y sentido, donde lo colectivo adquiera una significación personal.
Como señalas, "la vida mental se vive siempre con otros", y me ha parecido que rescatar de su olvido la historia de autoridades y lìderes en cada localidad podría permitir un ejercicio de simbolización de lo que fue un rol, una representación y una elección, y que implicó el riesgo sino la tragedia de perder la vida o sufrir persecución y abuso, en nombre de la comunidad y de la democracia. Hemos encontrado en el trabajo de reconstruir historias locales, ejemplos de heroísmo y compromiso en estos personajes. Muchos son recordados por mucha gente que los conoció, otros son remembrados cuando se invoca por una vida ejemplar en la localidad. Hay muchos que sobrevivieron y sus experiencias han quedado como anécdotas personales o locales, sin ser proyectadas con un sentido pedagógico mayor. Por supuesto los espacios públicos, el territorio de la comunidad y del distrito están dibujados en la memoria por eventos y personajes que los libros de educación cívica y las habilidades de los profesores pasan mayormente de largo.
En fin, como sabrás, el gobierno ha decretado que los municipios inscriban calles y parques con los nombres de los militares y del "personal civil" que fue víctima del "terrorismo". Tal medida cae con improvisación y sesgo militarista (basta ver el detalle de la lista de los militares y el descuido grosero de la lista del "personal civil"). Pero bueno, me extiendo demasiado. Saludos y estamos en contacto.
Ricardo

Monday, April 09, 2007

Rosa Villarán nos alcanza este artículo sobre la captura de los tres militares retirados, implicados en la matanza de Accomarca (1985), detenido en Estados Unidos. El artículo de El Nuevo Herald, de Miami, menciona a otro personaje, el Gral. EP ahora en retiro, José Williams Zapata, actualmente cumpliendo una labor del estado en ése país.

En el 2005 se sucitó un breve debate alrededor de una medida de detención preventiva emitida contra este militar. Gustavo Gorriti publicó a propósito de es to un artículo de defensa del oficial en el diario La República, cuando era co-director. Gustavo Espinoza hizo una réplica a la que siguió la correspondente de Gorriti.

POLITICA- (2005-06-19)
LAS PALABRAS. El General Williams.
Existe abuso contra uno de los militares más destacados de la nación, el general José Williams.
Gustavo Gorriti-Codirector de La República.

La lucha por los derechos humanos en el Perú durante los años de la guerra interna y a lo largo del fujimorato fue una de las más notables y aleccionadoras en el Hemisferio. Tuvo, como en otras naciones, el indispensable elemento de tenacidad ante el peligro y la desgracia; y tuvo también, a diferencia de otros casos, logros puntuales y victorias tempranas que significaron vidas salvadas, torturas prevenidas, sentencias conmutadas y gente que retornó del infierno a la cotidianidad.

Pienso que una de las razones que hicieron ello posible fue la temprana decisión de un importante segmento en la comunidad de derechos humanos, de defender la democracia como sistema (agredida por una insurrección medularmente totalitaria, como fue el senderismo) y reconocer, en consecuencia, el deber del Estado de defender a la sociedad atacada empleando la fuerza necesaria a través del método justo.

A propósito de eso: durante los largos años que cubrí la guerra interna en la revista Caretas, buscamos, entre otras cosas, identificar a los oficiales que entendieron que su misión era defender al pueblo y a la libertad, y que consideraron la democracia como un arma y no como un obstáculo para vencer al senderismo. No fueron muchos, pero sin ellos la guerra no se habría ganado. Desde el capitán “Amador” en Sivia en 1983 hasta el coronel Benedicto Jiménez en el GEIN de 1989-1992, el contrainsurgente ilustrado fue el contrapunto decisivo (aunque frecuentemente en minoría) de los eventuales psicópatas uniformados y de los militares o policías simplemente obtusos, que actuaron bajo doctrinas y métodos que fueron y resultaron incompatibles con la democracia.

Pero, la posición descrita de parte importante de la comunidad de derechos humanos, hizo que la lucha contra el exceso represivo (en las acciones, en las sentencias) consiguiera ser más eficaz. Se pudo lograr resultados poniendo en práctica el indiscutible principio de que no hay culpa en el inocente. Axiomático, claro; pero ¡cuánta gente salió de la cárcel a la libertad gracias a la aplicación en los hechos de ese principio!

Lo común en todos los casos, fue la lucha contra el exceso, contra el abuso y en favor de una sociedad donde la libertad sea vigilada y defendida en el hecho y el derecho.

Los principios, claro está, se aplican a todos. Por ello, hoy siento el deber de escribir sobre el abuso que se comete contra uno de los militares más destacados de la nación, el general EP José Williams Zapata.

El juez que lleva a cabo la instrucción por la masacre de Accomarca en 1985, ha ordenado la detención del general Williams, actual jefe de la Región Militar del Norte. En 1985, el entonces mayor Williams era jefe de la compañía ‘Lince’, una de cuyas patrullas, a cargo del notorio Telmo Hurtado, perpetró la matanza.

Williams, sin embargo, demostró reiteradamente ante la Comisión de la Verdad (CVR), que él no tuvo nada que ver con los planes o acciones operativos de la patrulla, ni tuvo comando o control sobre ellas.

Carlos Tapia, uno de los integrantes de la Comisión de la Verdad, me dijo que el grupo encargado de la investigación de Accomarca tuvo dos reuniones con el general Williams, donde se examinó en detalle tanto la circunstancia como el procedimiento y se determinó que “[Williams] fue totalmente coherente… se llegó a la conclusión de que el general Williams no tenía responsabilidad en Accomarca”, dice Tapia.

A su turno, Sofía Macher, otra comisionada, dice que “[Williams] nos pareció convincente y [concluimos] que él no tenía responsabilidad”.

Claro que la CVR no es un tribunal, pero los hechos no cambian de un fuero a otro. Y en la CVR fueron consistentemente investigados.

En esa circunstancia, ¿cómo se explica que el juez a cargo de la causa ordene el arresto del general Williams, si éste no sólo se encuentra en actividad sino en comando de una de las regiones militares más importantes e impedido, por lo demás, de abandonar su puesto sin autorización? Si no existe ningún peligro de fuga, si no existe siquiera presunción justificada de responsabilidad, ¿para qué detener a un militar destacado, cercenarle la carrera y decapitar de paso la Región Militar del Norte? ¿Por humillarlo? ¿Por humillar a los militares? ¿Porque le sale de los forros al juez?

¿No es ese un abuso análogo a los que se cometieron, desde la autoridad militar o policial, durante los años de la guerra interna? ¿No es ese abuso de autoridad nuevamente el enseñoreamiento de la medida indiscriminada y excesiva, el equivalente de “me cargo a todos porque en el fondo todos son culpables”?

El caso del general Williams se torna emblemático, pero desgraciadamente no es el único. El exceso, a veces formalista, a veces arrogante, a veces las dos cosas, en los casos anti-corrupción y, ahora, en el enjuiciamiento de casos de derechos humanos, socava el propósito mismo de su misión: establecer la verdad, castigar el abuso.

Si faltamos a la verdad y si abusamos, ¿no saboteamos lo que decimos buscar? Lo que es peor: con los abusos contra gente con poca capacidad de defenderse, lo único que hacemos es favorecer a aquellos que sí tienen gran responsabilidad y que hasta ahora se las han arreglado no sólo para estar libres de toda acusación, sino para recobrar posiciones de influencia y dominio.

Hay un aspecto adicional, de mucha importancia, en el caso del general Williams: él es un soldado de sobresaliente calidad militar y que por eso goza de predicamento en su institución. Combatió en el Cenepa y fue, como se sabe, quien comandó en los hechos la operación Chavín de Huántar. Uno puede estar de acuerdo, o no, con la decisión de llevar a cabo la operación de comandos en ese caso. Pero desde el punto de vista puramente militar, fue uno de los mejores operativos de rescate de rehenes en el mundo.

Williams es, además, la persona que provocó –junto con el general Otto Guibovich– la veloz decisión de Antauro Humala, de rendirse en Andahuaylas, cuando se percató de que dos de los mejores soldados de fuerzas especiales llegaban a terminar con la situación por las buenas o por las malas.

En el contexto de inestabilidad y amenaza que enfrenta ahora la región andina, nuestro país necesita una fuerza armada diestra, competente y capaz. La viabilidad misma de la Democracia y la república demandan una capacidad sólida y creíble de defensa. Para eso, antes que fierros necesitamos líderes: los profesionales de calidad a quienes la república les pueda confiar sus armas.

Pero, si perseguimos abusivamente a los mejores oficiales, ¿dónde queremos llegar? ¿A que, una vez encarcelados los buenos, los mediocres que quedan fuera concluyan que con Montesinos y Fujimori se estaba mejor? ¿Es ese el objetivo?

Confundir justicia con venganza o justicia con abuso es lo que hicieron en el pasado los violadores de derechos humanos. Y si no se aprendió entonces que democracia que abusa es democracia que se pierde, ello significaría que es todavía cierto aquello que decía antaño el padre Hubert Lanssiers: que se puede luchar contra el mal, y vencerlo; pero que contra la estupidez es imposible.

La defensa del Gral. Williams Zapata

"La culpabilidad o la inocencia se precisará después, y no antes, de la investigación"
Gustavo Espinoza.

Sorprendentemente Gustavo Gorriti ha asumido la defensa pública del general José Williams Zapata, cuestionado por las autoridades judiciales en el marco del esclarecimiento de lo ocurrido en Accomarca entre agosto y setiembre de 1985. Llama la atención porque al margen de otros temas en los que ha habido diferencias con el hoy Codirector del diario La República, lo real es que Gorriti, ha mostrado en lo fundamental una ejecutoria limpia en el plano de los derechos humanos por lo menos en lo que al Perú se refiere.

Cabe preguntarse, entonces, qué es lo que puede inducir a un periodista como él a tomar partido de un modo tan rotundo y claro por un militar requerido por la justicia? Si nos atenemos a la explicación que presenta, Gorriti ha buscado “ser justo”, porque –a su juicio– el general aludido “es uno de los militares más destacados de la nación”.

Ocurre, sin embargo, que nadie –ni el mismo Gorriti– cuestiona los hechos en los que se ha visto envuelto este renombrado general. Fue en 1985, en efecto, Jefe de la Compañía Lince que operó en la región de Accomarca y otras localidades en ese periodo y dejó una dolorosa estela de muerte y terror. ¿No debe investigarse eso? ¿Nadie debe abocarse a reconstruir lo ocurrido deslindando las responsabilidades individuales y precisando las colectivas? ¿Alguien, por méritos especiales, puede situarse por encima de la ley y proclamar su inocencia sólo porque es hoy un “destacado general”?

Lo que se requiere es investigar los hechos. No necesariamente implica ello considerar al general Zapata culpable de los mismos. No tampoco inocente. La culpabilidad o la inocencia se precisará después, y no antes, de la investigación. Pero ella debe hacerse para que se pueda realmente hablar de justicia. Porque tan negativo resulta culpar a alguien sin investigar, como eximirlo de culpa sin juicio cuando es un hecho público que detentó, en ese periodo, un cargo tan importante: la jefatura de los Comandos Lince, que los pobladores de la región andina evocan con pavor.

Argüir que el militar incoado comandó el rescate de los rehenes en 1987 que “desde el punto de vista puramente militar, fue uno de los mejores operativos de rescate de rehenes del mundo”, es aún más sorprendente. Nadie discute, en efecto, la calidad del operativo que permitió que 140 comandos especialmente adiestrados y poderosamente armados aniquilara sin piedad a 14 activistas del MRTA, la mayoría de los cuales eran jóvenes sin preparación de combate. Lo que se ha dicho –y se ha comprobado– es que en el marco de ese operativo hubo ejecuciones extrajudiciales. ¿Hay que pasar por alto también eso?

En diversas ocasiones, y con la opinión de los peritos forenses, se ha puesto en evidencia, en efecto, que algunos de los caídos en esa “épica jornada” fueron capturados vivos y luego recibieron disparos en la cabeza cuando estaban desarmados e indefensos. Pero el tema es aún más escabroso: entre los 14 muertos estuvieron dos muchachas que frisaban los 18 años. Nadie ha dicho cómo fue que ellas murieron. Se sabe, en efecto, cómo murió Néstor Cerpa. También cómo murieron los seis que jugaban fulbito en la residencia nipona cuando estalló la carga explosiva accionada desde el subsuelo. Y los 3 que mataron a sangre fría, pero nadie ha explicado cómo murieron las dos jóvenes, una de las cuales estaba embarazada. Y eso, ¿no debe ser investigado porque el general es “uno de los mejores soldados de las fuerzas especiales”?

El tema es ciertamente delicado. Tiene que ver con las relaciones entre el Poder Civil y el instrumento uniformado del Estado, que se resiste a ser investigado y que reclama “un acuerdo político” para poner fin a todo esto, es decir, una suerte de “ley de punto final” que garantice la impunidad, como en la Argentina de Menem. A los que se empeñan en que así sucedan las cosas hay que recordarles solo que las heridas no cierran. Podrá pasar el tiempo, pero siempre la sangre brotará de la tierra. Y eso también lo demuestra la experiencia. Hoy, después de muchos años, en la tierra del Libertador, las leyes de punto final han sido derogadas.

LAS PALABRAS. El general Williams (II): Réplica y dúplica
"Defiendo al general Williams entre otras razones porque creo que es inocente del cargo por el que el juez ordena su detención. Mi opinión fue compartida por los comisionados y funcionarios de la CVR".
Gustavo Gorriti. Co-director de La República.

En la sección de opinión de hoy, podrán leer un artículo de Gustavo Espinoza Montesinos, que busca refutar el que yo publiqué el domingo pasado sobre el general EP José Williams Zapata.

Aquí le contesto porque el tema lo amerita. Hubiera –por diversas razones– preferido que ese no fuera el caso, pero hay aseveraciones en ese artículo que no pueden quedar sin respuesta, a riesgo de darlas por verdaderas; que sería lo mismo que dar la falacia por verdad.

Empieza Espinoza reconociendo que yo tengo “en lo fundamental una ejecutoria limpia en el plano de los derechos humanos por lo menos en lo que al Perú se refiere”. Gracias por eso. Pero no solo en lo que “al Perú se refiere”. El 2003, por ejemplo, estuve en Cuba, en una misión encubierta del Comité para la Protección de Periodistas, para establecer contacto con las familias de las decenas de periodistas abusiva e ilegalmente encarcelados por el gobierno cubano a inicios del 2003. He sido uno de los pocos que logró culminar su misión sin ser arrestado y expulsado por dicho gobierno. El artículo que escribí en inglés está en la revista electrónica del Comité, “Dangerous Assignments” (www.cpj.org).

Los derechos humanos son universales; de manera que si se defienden en Perú deben defenderse también en Rawalpindi; y, por cierto, hoy en La Habana como antes en Moscú. Escribir contra un exceso aquí mientras se justifica los de Castro, como antes se justificaba los de Brezhnev, significa no ser ni serio ni coherente. (Y ya que hablamos de Cuba, añado para efectos de inventario que coincido con la posición de Amnistía Internacional sobre el centro de reclusión en Guantánamo y opino que su funcionamiento representa una mancha infamante para los Estados Unidos).

Espinoza se pregunta luego, al referirse a mi defensa del general Williams: “¿qué es lo que puede inducir a un periodista como él a tomar partido de un modo tan rotundo y claro por un militar requerido por la justicia?” y se responde lo siguiente: “Si nos atenemos a la explicación que presenta, Gorriti ha buscado ‘ser justo’, porque –a su juicio– el general aludido ‘es uno de los militares más destacados de la nación’”.

Esa es una representación falaz de mis argumentos. He defendido al general Williams entre otras razones porque: a) creo que es inocente del cargo por el que el juez ordena su detención; b) mi opinión fue compartida por los comisionados y funcionarios de la CVR que investigaron el caso (y cité a dos en el artículo); c) porque no existe ninguna razón práctica ni preventiva para la prisión, dado, por ejemplo, que el riesgo de fuga es de cero; d) porque el arresto ya sería en sí un castigo sin sentencia, dado que le destrozaría la carrera y obligaría al relevo de la región militar que comanda. Y si es inocente, como todo indica que lo es, ¿qué justificación hay para ese castigo?; e) porque, nuevamente, los derechos humanos son para todos y el arresto indiscriminado es una forma de represión indiscriminada. A todo lo anterior, añado que el general Williams es, en efecto, uno de los militares más destacados de la nación, y que perseguir injustamente a quien sirve con competencia a su país es añadir la estupidez a la injusticia.

Si alguien tiene culpa, debe responder por ello, aunque posea la estatura militar de, para que me comprenda Espinoza, los mariscales Zhukov o Koniev. Pero si no la tiene, ¿a cuenta de qué la persecución? ¿Porque fue jefe de la compañía Lince, como avanza luego Espinoza en su argumentación? ¿Dónde figura que haya sido un delito haber comandado la compañía Lince?

¿Que no somos jueces y que son los jueces quienes deben decidir? En primer lugar, el caso de Accomarca está en sí harto investigado; y en segundo lugar, si no comentáramos y criticáramos las decisiones judiciales más descabelladas e injustas, las cosas andarían mucho peor de lo ya van. Cualquier persona que haya estado en este país y no en Lalalandia tiene en la memoria inmediata y la percepción cotidiana la lista no solo de errores sino de horrores judiciales. ¿Cómo no comentarlos y criticarlos cuando se producen?

Otra cosa que parece escandalizar a Espinoza es que yo haya escrito que el operativo Chavín de Huántar, que Williams comandó, “desde el punto de vista puramente militar, fue uno de los mejores operativos de rescate de rehenes en el mundo”. A partir de eso, con la faquiresca lógica del resto de su argumentación, Espinoza concluye que yo sostendría que los supuestos excesos que se cometieron una vez que concluyó el operativo en sí, no deben ser investigados.

Claro que deben ser investigados, como todo exceso o todo asesinato a sangre fría. Es más: la CVR también investigó el caso.

En sus conclusiones, dice que: “Reconoce el derecho del Estado a rescatar a los rehenes allí recluidos y saluda el heroísmo y la eficiencia de los comandos que culminaron con éxito el operativo de rescate(…). Condena, sin embargo, las ejecuciones extrajudiciales que se habrían producido, injustificadas por tratarse de personas rendidas, y comparte el rechazo de la opinión pública a las imágenes de Alberto Fujimori paseándose entre los cadáveres en la residencia recién rescatada”. Eso expresa lo que pienso. Añado que ninguna de las informaciones vinculadas con las presuntas ejecuciones extrajudiciales menciona a Williams o a los comandos que participaron en el rescate en sí, sino a la gente del SIN que entró una vez que el rescate se hubo producido.

Estoy entre quienes escribieron antes del desenlace que una salida negociada era la mejor opción. Lo sigo pensando. Sin embargo, tomada la decisión de actuar (y esa era una opción válida), el operativo fue sobresaliente desde el punto de vista militar.

Pocas operaciones son tan difíciles como el rescate de rehenes amenazados de muerte, dentro de un espacio cerrado, confinado y con captores premunidos no solo de armas automáticas sino de explosivos y dispuestos a detonarlos. Ese era el escenario aquí y el resultado fue que se salvó a todos los rehenes, excepto uno.

Veamos, por contraste, otros casos de rescate de rehenes en locales cerrados: El 23 de octubre de 2002, alrededor de 40 militantes chechenos tomaron un teatro en Moscú, y capturaron a más de 700 rehenes. Luego de dos días y medio, las fuerzas especiales rusas ingresaron al teatro, después de utilizar un gas presuntamente adormecedor. Todos los chechenos fueron ultimados, pero más de 120 rehenes murieron en la acción.

También les pasa a las democracias y a las fuerzas especiales de la policía. En 1993, por ejemplo, agentes del FBI penetraron en el reducto fortificado del culto de los Branch Davidians en Waco, Texas, después de un sitio de 51 días. Al empezar el operativo, estalló un incendio que mató a 81 personas.

En el rescate de rehenes frente a secuestradores fortificados, con armas y explosivos, son más frecuentes los fracasos que el éxito. Salvar la vida de los rehenes supone la necesidad de operar con gran rapidez, precisión y contundencia. El uso de la violencia letal contra los secuestradores durante el operativo, es, por desgracia, muy difícil de evitar.

En cambio, matar a secuestradores una vez que el operativo ha concluido, que los rehenes han sido salvados y la situación está dominada, tiene un solo nombre: asesinato; y como tal debe de ser investigado, juzgado y castigado.

Añado que junto con las ejecuciones extrajudiciales están las seudojudiciales. En abril de 2003, por ejemplo, un grupo de secuestradores cubanos se apoderó de un transbordador de pasajeros, para tratar de escapar de Cuba. Las fuerzas de seguridad cubanas dominaron sin problemas a los secuestradores y rescataron a todos los pasajeros-rehenes. Cuatro días después, tres secuestradores fueron fusilados luego de una vertiginosa parodia de juicio. Si Espinoza recién se entera de los hechos del régimen que defiende con fervor y quiere publicar una nota de protesta, firmo a su lado. ¿O aquí sí pero allá no?

Termino indicando que la defensa sustantiva de la democracia y los derechos humanos implica, sobre todo en nuestro tiempo y circunstancia, tratar de lograr instituciones funcionales bajo líderes competentes al servicio de los objetivos democráticos de la república. Si reemplazamos, en cambio, la razón por eslóganes y formalismos contradictorios, terminaremos –si es que ya no estamos– en un arroz con mango cuya indigestión será tan bella como la metamorfosis del rostro de Delgado Aparicio en el de Fujimori.

Por último incluyo la opinión de Gloria Cano en la revistas Ideele.

http://www.idl.org.pe/idlrev/revistas/172/Gloria%20Cano.pdf


Saturday, April 07, 2007

La noticia en Uruguay recuerda las intenciones de algunos por aquí.

Rebelion. La ley de reparación a las “víctimas de la sedición”
Ruanda recuerda el genocidio 13 años después y con decenas de juicios aún abiertos | elmundo.es

Hay dos películas sobre el tema y que he visto vender en copia pirata en Polvos Azules:

Hotel Rwanda, http://www.labutaca.net/films/30/hotelrwanda.htm y
Sometimes in April, http://www.labutaca.net/55berlinale/sometimesinapril.htm

Se puede mirar la Wikypedia para información general del genocidio en Rwanda:

Genocidio de Ruanda - Wikipedia, la enciclopedia libre

Friday, April 06, 2007

Este artículo de Jaime de Althaus aparecido en El Comercio de hoy es interesante:

El Comercio / Opinion / Viernes, 6 de abril de 2007

Hay un empeño por interpretar con un matiz distinto el régimen de Alberto Fujimori, en tanto no se le ha habría probado todavía un vínculo directo con los casos del grupo Colina o la matanza de Canto Grande, y porque sus errores habrían estado en su ambición, sin dejar de responsabilizarlo de:

haber enfrentado a los peruanos entre sí al pretender perpetuarse en el poder ... de haber montado, con la colaboración instrumental de Vladimiro Montesinos, un aparato de control político para sojuzgar a los poderes del Estado, a las instituciones democráticas y a la prensa. ... de haber propiciado el marco que hizo posible la más perversa corrupción conocida de la historia del Estado Peruano, si es que no participó directamente en ella. Y es responsable de que, a consecuencia de lo anterior, tampoco el país haya podido capitalizar los logros derivados del cambio de modelo económico, propiciando la destrucción de consensos que ya se habían logrado e induciendo a una parte del país a regresar a fojas cero recurrentemente.


En sus primeros párrafos él nos invita a colocar en otros términos la valoración y el sentido del periodo fujimorista. Para Althaus hubo "una victoria", la del "Estado criollo y limeño" que "confió en los campesinos indígenas y los apoyó y armó. Y ganamos. " Esa épica exitosa fue desaprovechada por Fujimori -su artífice-, no la vio como la "realización colectiva", el "logro histórico" que Althaus cree que fue, y ése fue su error.

En su perspectiva el acontecimiento -que él recuerda este 5 de abril- es la victoria del país y el Estado que pudieron superar sus desencuentros para "derrotar al terrorismo". Algo inédito, además, en la historia latinoamericana, en la que la guerra ha sido, nos sugiere Althaus, contra un enemigo análogo o igual: "el terrorismo". El problema con no reconocer el mérito de haber ganado es que continuamos siendo "una nación de escasas realizaciones colectivas". Lo curioso es que el golpe de estado de 1992 no signifique para Althaus un signo de fracaso colectivo, de derrota de la democracia como obra colectiva en la medida que lo fue. Las políticas de lucha contrasubversivas que impuso el régimen, a costa del derecho y la democracia, también le tienen sin cuidado. Y la eventual asociación entre esas políticas y los grupos asesinos y las prácticas represivas y coercionadoras que caracterizaron al régimen de Fujimori desde 1992, tampoco le cuestionan su deseo de reconocer una "victoria".

Da la impresión de que el hecho decisivo de la época estuvo en ése encuentro victorioso pero olvidado por "la sociedad nacional": entre limeños y campesinos indígenas. Ese encuentro que Fujimori no supo aprovechar para bien, y que más bien mancilló con su deseo de perpetuarse en el poder.

¿Cuál es la victoria de la que habla Althaus?. Para hablar de una, tiene que depurar a su personaje de manchas que desmerezcan esa politica victoriosa. Casi que para Althaus, Fujimori es una suerte de héroe caído, alguien ganado por un lado oscuro que le impidió ver la oportunidad de aprovechar una victoria contra los "terroristas".

Thursday, April 05, 2007

Diario La República - Online - Nobel japonés contra la “bella" historia

Diario La República - Online - Nobel japonés contra la “bella" historia

La noticia es un ejemplo interesante para observar còmo la manera como podemos ir estableciendo la memoria colectiva, se apoya en opciones polìticas tambièn que hacen permisible el olvido y la manipulación de lo vivido.

Tuesday, April 03, 2007

La captura de Telmo Hurtado y Juan Rivera, ambos oficiales protagonistas de la matanza de Accomarca en 1985, abre un nuevo episodio en la lucha por hacer justicia para la gente de este pueblo y con los responsables políticos de esa barbarie por la que Hurtado y Rivera deben pagar. El portal de ADEHR da cuenta de esto:

http://www.adehrperu.org/index.php

¿Còmo reaccionarà el gobierno de Garcìa? Del gobierno anterior tenemos el recuerdo de la comisión que presidió Valle Riestra que finalmente acabara en nada. En el portal de Aprodeh se señala:

"Pese a que la responsabilidad de los altos mandos y mandos intermedios estaba clara en la matanza de Accomarca –en tanto era producto de la política dirigida desde el Estado a través del Presidente de la República y los altos mandos del Ejército y Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas– el caso fue ventilado en la justicia militar por decisión de la Corte Suprema, en marzo de 1986. En ese fuero, Telmo Hurtado fue absuelto de los delitos de homicidio, negligencia y desobediencia, y sólo fue condenado –por abuso de autoridad– a seis años de prisión y al pago de 500 soles por concepto de reparación civil a los deudos de las víctimas. El resto de efectivos militares fue absuelto. "

No ha dejado de haber maniobras en el proceso actual, que muestran indicios de una o varias voluntades dispuestas a minimizar en sus efectos penales lo ocurrido en ese pueblo. El gobernante de entonces, Alan Garcia, ha sido sacado del caso. En ese portal vemos una última referencia al caso en el 2005:

"El 1º de junio, el titular del Tercer Juzgado Supraprovincial, Walter Castillo, abrió proceso con diversos mandatos de detención a más de 20 militares, presuntamente responsables de la matanza de Accomarca pero decidió archivar, en primera instancia, la denuncia penal que emitió la fiscal Cristina Olazábal contra Alan García, tras determinar que no se han presentado las pruebas suficientes para abrir un proceso penal al líder aprista. Tampoco abrió instrucción contra el ex ministro de Guerra, Jorge Flores Torres; el ex presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, César Enrico Praeli; ni contra el ex jefe de la Segunda Región Militar, Sinesio Jarama Dávila."

El enlace a Aprodeh: http://www.aprodeh.org.pe/sem_verdad/memoria/accomarca01.htm

En enero del 2006 así estaba el caso y la busqueda de Hurtado y Rivero, segun El Comercio:

http://www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2006-01-20/impLima0441548.html

Y la nota del día de hoy en el mismo diario:

http://www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-04-03/ImEcTemaDia0701455.html

Para conocer los hechos es fundamental leer el capítulo correspondiente a lo investigado por la Comisión de la Verdad y Reconciliación:

http://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/TOMO%20VII/Casos%20Ilustrativos-UIE/2.15.%20ACCOMARCA.pdf

Otro capitulo indispensable es el que trata de las "ejecuciones arbitrarias y masacres perpetradas por agentes del estado":

http://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/TOMO%20VI/SECCION%20CUARTA-Crimenes%20y%20violaciones%20DDHH/FINAL-AGOSTO/1.3.%20EJECUCIONES%20ARBITRARIAS.pdf

Monday, April 02, 2007


LA MEMORIA Y EL ORDEN DE LAS PALABRAS
El primero de abril el Presidente García apareció ante los medios de comunicación, y ante familiares de las víctimas del conflicto armado interno, para anunciar que firmaba un Decreto Supremo que instaba a las autoridades ediles y regionales, a conmemorar a los "mártires del terrorismo" miembros de las fuerzas armadas y policiales, asi como al personal civil caído en la lucha contra el terrorismo.

Quiero hacer una reflexión a partir de una cita de su discurso: "Entre quienes cumplieron con su deber hay una hermosa lista de soldados, marinos, aviadores, policías y autoridades civiles que comprendieron el enorme peligro que corría la nación ante este fenómeno, que por momentos parecía incontenible”, fueron las palabras del Presidente García para dar cuenta del universo de servidores públicos y actores politicos y sociales que dieron sus vidas en nombre de la república y la democracia. Con este Decreto Supremo se invita a las autoridades actuales a nombrar calles y plazas con los nombres de los inscritos en esta relación, de manera que su heroísmo quede marcado para la posteridad.

Pero el párrafo citado pudo tener un orden distinto, una apelación mucho más significativa y pedagógica para la ciudadanía y para la clase de ciudadanía a la que aspiramos. Si notan el acento de la frase del Presidente, la mención directa es a "soldados, marinos, aviadores, policías", tal orden de las palabras no es gratuito, organiza no sòlo una relación de aquellos caídos, también sugiere el significado de lo que se proclama: fue una guerra de "nosotros contra ellos", donde "nosotros" tiene pues un orden de presentación que también sugiere una suerte de jerarquía emocional en el reconocimiento de los caídos -militares en primera línea-.

Así, en el orden correlativo de la frase presidencial se identifica genéricamente a cada miembro de las fuerzas armadas. Solo al final de la relación se usa "autoridad civil" para dar cuenta de la sociedad civil, de los "no combatientes". En este empeño de síntesis hay un disimulado énfasis por mostrar -pedagógicamente- lo que fue y significa esa "guerra" para el statu quo. No es un mensaje nuevo, casi desde sus inicios se ha querido imponer la idea de que los militares salvaron al país... a pesar de los civiles.

Otro pudo ser el ordenamiento y la composición de los actores inscritos en este montaje conmemorativo. El Presidente pudo reforzar su mensaje de defensa de la democracia y del valor del pueblo y la ciudadanía, apelando a las autoridades civiles como diputados, jueces, alcaldes provinciales y distritales, regidores, funcionarios públicos, presidentes y dirigentes de comunidades campesinas, tenientes gobernadores, gobernadores, militantes de partidos politicos y sus dirigentes, dirigentes gremiales y barriales, marinos, soldados, aviadores, policias. Hay una diferencia notable en una relación como esta porque remarca que hubo una sociedad civil representandose y defendiéndose activamente en medio de la amenaza subversiva, de héroes civiles y militares que cayeron en nombre de esa sociedad representada. Ese podria haber sido un mensaje más claro a la ciudadanía de que la república es una hazaña de sus ciudadanos, no una épica belicista de militares. Pero en el DS la intención es otra.

El Decreto Supremo habla del "personal civil". Parece que el decreto fue redactado en un cuartel o por algun amante de la vida cuartelaria. No hay ciudadanos en la retórica del Presidente, sólo "personal civil". Viendo la relación de "personal" reparamos que hay "dirigentes políticos" y "dirigentes sociales", sin que el ciudadano común pueda averiguar más acerca de la organización política o social en nombre de la cual cayó tal o cual persona. Cosa distinta en la relación de los miembros de las fuerzas armadas. Con todo, ¿cómo se elaboró esta relación de "personal civil"??.

¿Habrá obedecido este sólo "balconazo" de García a motivaciones menos evidentes? El gesto carece de contenidos sinceros, habla de martires y da 30 dias para que se sumen a su relacion los que faltasen. Treinta días... y quién sabe que otros nombres faltan? Yo uno. El de Fermín Azparrent, militante del Partido Comunista, alcalde provincial de Huamanga, asesinado por Sendero Luminoso en 1989. Es el primero que recordé mirando la lista. Pero reparo que casi no hay Partido Comunista, y que en el lugar donde lo asesinaron en Huamanaga, no hay nada que lo recuerde. ¿Será que nadie lo recuerda por que no hay PCP? ¿Porque fue comunista?. Azparrent fue atacado por Sendero y por los militares. Intentaron matarlo muchas veces y escapó con vida, pero nunca abandonó su cargo, y sabía que lo buscaban para matarlo.

http://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/TOMO%20VII/Casos%20Ilustrativos-UIE/2.35.FERMIN%20ASPARRENT.pdf

Lo recordé, porque estuve en Huamanga en 1988, poco después que arrojaran dinamita a la puerta de su casa, en uno de tantos intentos por aterrorizarlo. Esos días, poco antes de que llegue a la ciudad, también asesinaron a otro alcalde, a Victor Raul Yangali, aprista, escribano de Huanta, sabía como Azparrent que pendía de él la amenaza de muerte, y resistió y se quedó hasta ser asesinado. Lei una entrevista que le hizo La República días antes de morir, realmente un héroe civil. Siempre me conmueve recordar esto, ser elegido para representar y al mismo tiempo -sin mucho saberlo- haber sido elegido para morir, para quedar traumatizado, para ser perseguido. Lo experimenté nuevamente poco tiempo después, cuando militaba en el MAS y veía admirado la valentía de Maria Elena Moyano, pero al final mataron a la Teniente Alcaldesa, y a su entierro fui ese 1992.

Pero a Yangali la memoria del aprismo lo tendrá presente -espero- siempre. ¿Qué se hace con los que fueron de la Izquierda Unida?. A Moyano, que aparece en la relación, no se la recuerda como militante del MAS, o sea, de IU. Pero al menos el sistema la ha convertido en una mártir, despolitizando al personaje, poniendola dentro de otro marco significativo, ese que la fotografia de Yuyanapaq mostraba: la "madre coraje". No la ciudadana, sino la madre. En la relación de El Peruano se olvidan que fue Teniente Alcalde, aparece como "dirigente social". En fin. En política no hay casualidades, dicen. Y la memoria que se propone es el resultado y el prospecto político de un sector del país. La figura del mártir en esta relaciòn esta sutilmente desprovista de su sentido polìtico. No hay nomenclaturas polìticas, no hay huella de las creencias polìticas y de la militancia del "personal civil", tampoco de la sociedad a la que pertenecìa.