Saturday, January 19, 2008


Dos documentos fotográficos extraordinarios sobre el campo de concentración de Auchswitz. Este es un álbum que aparentemente pertenció al segundo de dicho lugar, http://www.adn.es/cultura/20070919/PGL-0009-Auschwitz-SS/.html. El otro es una colección que pertenecía a algun miembro de las SS, y que fue rescatado por una de las sobrevivientes, Lily Jacob, y que posteriormente doara a la fundación Yad Vashem http://www.ushmm.org/uia-cgi/uia_query/photos/key/auschwitzalbums/noframes?max_docs=all&page_len=25. Este último tienen una edición en español.


Como en My Lai y en tantos otros casos, los perpetradores han fotografiado o llevado a cabo algún tipo de registro propio de los eventos en los que tuvieron parte. ¿Sucedió algo análogo en el caso peruano?.

Friday, January 18, 2008



Una nota en Pagina12 sobre el Plan Condor en Perú a raíz de la inervención de los once dirigentes de izquierdas secuestrados por la dictadura de Morales Bermudez. La República también amplía información con un artículode Páez: http://www.larepublica.com.pe/content/view/199711/483/

El Cóndor voló en la dictadura, Página12
Nuevas pruebas complican al dictador Morales Bermúdez ante la Justicia italiana por violaciones de DD.HH

Por Carlos Noriega
Once líderes de la izquierda peruana anunciaron que denunciarán ante la Justicia italiana el rol de la dictadura peruana en el Plan Cóndor, contrariando las declaraciones del presidente Alan García en defensa del ex dictador Francisco Morales Bermúdez (1975-1980).

Los dirigentes peruanos, que fueron encarcelados y trasladados clandestinamente a la Argentina en 1978, confirmaron a Página/12 que preparan un escrito que presentarán ante el juzgado italiano que preside la magistrada Lussiana Figliola, quien pidió la extradición del dictador en el marco de una causa que investiga la cooperación de las dictaduras sudamericanas en los años setenta.
Los dirigentes acusan a Morales Bermúdez de haberlos entregado a la dictadura de Videla, que los tuvo detenidos cerca de un mes en Jujuy hasta que debió liberarlos ante la intervención de las Naciones Unidas. Según declararon a este diario, su detención habría sido una retribución por otro servicio realizado en el marco del Plan Cóndor, la desaparición en Lima en 1977 del dirigente montonero Carlos Maguid.

Hasta ahora la jueza Figliola ha admitido una imputación en contra del dictador peruano por el secuestro de Noemí Gianotti de Molfino, integrante de las Madres de Plaza de Mayo, ocurrido en Lima en junio de 1980. Gianotti de Molfino fue secuestrada junto con dos argentinos, actualmente desaparecidos en un operativo conjunto de los militares peruanos y argentinos. Un mes después de su detención Gianotti de Molfino apareció muerta en Madrid.

A pesar de las pruebas que vinculan a Morales Bermúdez con la Operación Cóndor, Alan García salió en defensa del dictador. “Perú no formó parte de la Operación Cóndor”, dijo el presidente peruano cuando se conoció el pedido de extradición.

Pero los dirigentes deportados clandestinamente por Morales Bermúdez dicen que su historia, la de Maguid y la de Gianotti de Molfino y sus compañeros demuestran lo contrario a lo que sostiene el presidente.

“Estamos comunicando al juzgado italiano nuestra disposición a declarar sobre nuestra deportación clandestina a la Argentina, que formó parte de la Operación Cóndor. También pondremos en conocimiento del juzgado italiano el caso de la desaparición de Carlos Maguid”, le señaló a Página/12 el dirigente de derechos humanos Javier Diez Canseco uno de los once peruanos encarcelados en Jujuy.

“De acuerdo con los tratados internacionales, si el juzgado que ve esta causa por el caso Gianotti de Molfino recibe nuevos elementos, como los que nosotros vamos a aportar, que vinculan a Morales Bermúdez con otros hechos de la Operación Cóndor, entonces debe ampliar el proceso para incluir esos casos nuevos. Por eso, esperamos que en el proceso contra Morales Bermúdez por el secuestro de Gianotti de Molfino se incluyan nuestro detención en Argentina y la desaparición de Maguid”, agregó el dirigente.

El 15 de abril de 1977 el argentino Carlos Maguid fue secuestrado en una céntrica avenida de Lima. Casado con Nélida Arrostito, hermana de la dirigente montonera Norma Esther Arrostito asesinada por la dictadura, Maguid había sido acusado de haber participado en el operativo de secuestro del dictador Pedro Aramburu. Se había exiliado en Perú, donde enseñaba sociología en la Universidad Católica, y en marzo de 1977 fue detenido por la policía peruana.

En esa ocasión compartió celda con Gustavo Espinoza, entonces secretario sindical del Partido Comunista Peruano. “Nos detuvieron porque se había anunciado una visita de Videla al Perú y el gobierno peruano quería evitar posibles protestas. Estuvimos presos cuatro o cinco días y nos dejaron libes. Un mes después Maguid fue secuestrado. En prisión me contó que la dictadura argentina lo perseguía. No se sabe si lo asesinaron en Lima o si se lo llevaron a la Argentina. Este caso nunca se investigó”, le señaló Espinoza a Página/12.

Un año después del secuestro de Maguid se produciría la detención y entrega al Ejército Argentino de los once dirigentes de la izquierda peruana, detenidos días antes de las elecciones para elegir una Asamblea Constituyente, convocada por los militares como el primer paso para abandonar el poder luego de masivas protestas sociales.
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Saturday, January 12, 2008

Pagina12, 12 de enero 2008
El drama de la historia

"Publicado en conjunto por El Cíclope Ediciones, La Intemperie y la Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba, el libro recupera una polémica esencial sobre la relación entre violencia y política en la Argentina reciente. La revista cordobesa La intemperie publicó a fines de 2004 fragmentos de una entrevista a Héctor Jouvé, en la que el ex integrante del Ejército Guerrillero del Pueblo relataba el fusilamiento de dos miembros de la agrupación por sus propios compañeros, ocurrido en 1964, en Salta. Al número siguiente, se publicó una carta de Oscar del Barco: “No existe ningún ideal que justifique la muerte de un hombre”, escribió el filósofo, reclamando su responsabilidad sobre aquellas muertes, así como la de todos los que participaron, apoyaron o simpatizaron con el EGP, el ERP, la FAR o Montoneros.
La carta de Del Barco fue el origen de una larga serie de intervenciones en el debate, aparecidas durante los dos años siguientes en la misma revista y en otras publicaciones..."

Wednesday, January 09, 2008


REPORTAJE: VÍCTIMAS DE LA TORTURA
Patriotas de picana
JUAN JESÚS AZNÁREZ

Diario El País 06/01/2008

El juez Baltasar Garzón y el periodista Vicente Romero abordan en el libro 'El alma de los verdugos' el brutal desdoblamiento de los servidores de la dictadura militar argentina (1976-1983). Aquel terrorismo de Estado mató e hizo desaparecer a cerca de 30.000 personas
E l torturador Valentín Milton Pretti murió enloquecido y solo a los 68 años, poco antes de ser detenido por el secuestro de niños nacidos en las cárceles de la dictadura argentina (1976-1983). "Una de las últimas veces que hablamos empezó a contarme que había matado a un niño, y yo pensé que después de haberlo matado me habría acariciado a mí o a mis hermanos", declaró su hija Rita, de 37 años. Hace dos renunció al apellido paterno. "No soy la hija de un loco, sino la hija de un policía que fue formado por un Estado que es responsable de lo que ocurrió y que permitió que mi padre siguiera en libertad y que no haya pagado por lo que hizo".
“¡Levántate de mi cama, puta! ¿No sabés que yo maté a tu marido?”, gritó a su pareja el torturador Pernía
Los matarifes actuaron sin límites porque se creyeron cruzados de la civilización cristiana e instrumentos del Estado
La obediencia debida fue la gran coartada, pero los verdugos no violaban a las prisioneras cumpliendo órdenes
"Las víctimas no tienen que pedir justicia, tienen que exigir justicia", subraya el juez Baltasar Garzón
El juez Baltasar Garzón y el periodista Vicente Romero presentan el día 17 El alma de los verdugos (editorial RBA), un libro de 600 páginas sobre los servidores de una tiranía que asesinó a casi 30.000 personas en nombre de la civilización occidental y la moral cristiana. Reconfortados por los capellanes castrenses, pelotones de militares y policías machacaron a los subversivos marxistas en los potros de tortura de 340 Centros Clandestinos de Detención (CCD). El libro se adentra en ese abismo desde las reflexiones de los activistas de la justicia, el testimonio de las víctimas, y los relatos de jóvenes que creyeron ser hijos de los asesinos de sus padres: más de medio millar.
La impunidad de los verdugos durante aquel terrorismo de Estado fue absoluta. El capitán Héctor Vergez martirizó a Mercedes porque la encontró guapa y comunista. Tomó su cara, le apartó un mechón y, suavemente, le dijo: "Qué linda que estás, negrita. Lástima que vamos a meterte la 220 en la vagina". Le metieron la picana de 220 voltios, la herramienta estrella de un régimen que despedazó cuerpos y libertades. El gobernador de Buenos Aires, Ibérico Saint Jean, fue muy preciso: "Primero mataremos a los subversivos; después, a sus colaboradores; después, a sus simpatizantes; después, a los que permanezcan indiferentes, y finalmente, a los tímidos". Dicho y hecho.
Los generales del golpe del 24 de marzo de 1976, Jorge Rafael Videla (Ejército), Emilio Eduardo Massera (Marina) y Orlando Ramón Agosti (Fuerza Aérea), eliminaron en secreto para eludir la condena internacional. Llegaron a la conclusión de que "contra el Papa no se puede fusilar". Hicieron desaparecer a la mayoría de las víctimas: cerca de 4.000 fueron arrojadas vivas al mar o al río de la Plata desde aviones oficiales: vivas para que sus pulmones se llenasen de agua al respirar y así se hundieran los cuerpos. Si caían muertas, los pulmones permanecían con aire, y los cadáveres flotaban y, sobre todo, alertaban.
"¿Quiénes son esos tipos que mandan a sus hijos a un colegio, que se despiden de ellos por las mañanas con un beso, que fichan puntualmente en sus lugares de trabajo como funcionarios ejemplares y que finalmente bajan a un sótano a arrancarle las uñas a un detenido político con unas tenacillas?". Garzón contesta la interrogante de Romero en las primeras páginas del libro. "La mentalidad de los verdugos ha sido siempre la misma. Matan por obligación, matan y torturan por costumbre, por cumplir órdenes (...) No asumen la existencia de su actividad con carácter abierto, y ahí aparece el primer síntoma de su cobardía: tienen que ejercer su función en la clandestinidad. Y actuaban por las noches con nocturnidad y miedo. Porque al fin y al cabo se comportaban como delincuentes". El turco Julián Simón era uno de ellos: vertía agua salada sobre las heridas de los presos tras azotarlos con cadenas. "No estoy arrepentido. Luchaba por mi patria y por mi fe", alardeó, hace años, en dos entrevistas por televisión.
El horror fue variado. Castigaron los cuerpos y los sentimientos. Oficiales y suboficiales de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde murieron unos 4.500 presos, salían a cenar en restaurantes céntricos con las detenidas más atractivas de la izquierda peronista y la guerrilla montonera, a las que torturaban de día, y vestían y perfumaban de noche. "Ponte bonita", les decían. A veces terminaban en la discoteca porteña Mau-Mau. Víctimas y victimarios llegaron a formar pareja, hubo presas que recibían cartas de amor de sus carceleros y otras se encamaron con los patriotas de la picana para salvar la vida o reducir el voltaje de las descargas.
Manu Actis fue una de las comensales de las cenas con el enemigo.
-El mismo tipo que me había torturado fue el que decidió sacarme junto con otro grupo de detenidas (...) Yo temblaba. Temblaba de pies a cabeza porque mi idea era que me venían a buscar para matarme. ¿Cómo me podía imaginar que me iban a sacar para cenar?
Encapuchada, fue trasladada a la cita en un coche, que aparcó junto a un restaurante de Buenos Aires. Cuando le quitaron la capucha, se encontró en una mesa con otras diez personas que no conocía. Se hablaba de fútbol a de cualquier otra cosa.
-Recuerdo que me dieron el menú para que yo eligiera. Eran las dos de la madrugada y yo ya había cenado en la ESMA. Así que dije: "No, yo ya cené". Y el q ue estaba a mi lado, Scheller (capitán Raúl Enrique Scheller), al que adentro le llamábamos Mariano, me dijo: "Vos vas a comer todo lo que yo te diga". Y entonces pidió de lo que quiso dos platos.
Garzón descarta que los verdugos fueran enfermos mentales o que pudiera considerárseles como tales porque eran perfectamente conscientes de lo que hacían. Pero cuando un verdugo se sabe con poder de decisión sobre la vida o la muerte de sus víctimas y puede disponer de ellas sin límite alguno, resulta imposible saber hasta dónde puede llegar en su degeneración como ser humano, según precisa el magistrado. El psicoanalista Sergio Rodríguez, entrevistado por los autores de El alma del verdugo, relató los amores entre el capitán Antonío Pernía, torturador, y la dirigente montonera Mercedes Inés Carazo, conocida como Lucy o Cuqui.
"Cuqui había sido tomada prisionera en el hospital italiano. Tenía una pastilla de cianuro y se la tomó, pero la llevaron al quirófano y lograron impedir que le hiciera efecto. Luego la torturaron brutalmente en la ESMA durante tres meses sin que aflojara. Pernía la cortejaba todo el tiempo, pero ella no le daba bolilla. Entonces localizaron al marido de Cuqui [Marcelo Kurlat, El Monra] donde vivía con su hija, y hubo un tiroteo. Pernía habló con un altoparlante [altavoz] y se ofreció a entrar desarmado en la casa para sacar a la niña, prometiendo entregársela a la madre. El Monra aceptó. Pararon el tiroteo y sacaron a la nena mientras él apuntaba a Pernía con una pistola en la frente. Después siguió el tiroteo y le pegaron un balazo mortal. Lo llevaron a la ESMA y llamaron a Cuqui, que lo agarró en sus brazos mientras moría. Desde atrás, Pernía le dijo: 'Quédate tranquila, Lucita, que a tu nena la hemos recuperado viva'. Las últimas palabras de El Monra fueron: '¿Desde cuándo te dice Lucita ese hijo de mil putas?'. El Monra murió creyendo que tenía algo que ver con él".
Pernía se divorció para casarse con la montonera. El libro de Miguel Bonasso En recuerdo de la muerte describe una escena reveladora. Quebrada psicológicamente, la guerrillera comentó su dilema a un compañero de celda:
-Vos sabés lo mío y lo de Antonio, ¿verdad? Es horrible... pero le quiero. Él a veces me mira y me dice: '¿Cómo me podés querer si soy una mierda? Soy una bestia asesina'. Una vez estábamos acostados, fumando, y me gritó: '¡Levántate de mi cama, puta! ¿No sabés que yo maté a tu marido?'. Pero le quiero. Aunque me diga esas cosas, lo sigo queriendo. No sé por qué. Tal vez porque me devolvió a mi hija".
Según el psicoanalista Sergio Rodríguez, el caso demuestra "la ensalada que somos los seres humanos". Carazo se sumió en un trance místico, marchó a Perú y allí sigue, probablemente atribulada por la memoria. Una psicóloga contó a este diario que un día se presentó en su casa de Buenos Aires una buena amiga, activista contra la dictadura, acompañada por su novio, que había sido su torturador. "Me dio asco, casi la echo". Las atrocidades y el asco vienen recogidos en el informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), emitido el 20 de septiembre de 1984, que documentó la desaparición forzosa de 8.960 personas. "Ese pajarito no va a volar más", se burlaba el oficial de fragata Jorge Tigre Acosta, después de pinzar los genitales de los hombres hasta el destrozo funcional.
Los libros con el testimonio de las víctimas abundan, pero apenas existe bibliografía sobre el perfil de sus verdugos, sumamente crueles, desprovistos de humanidad: uno mató a patadas a Luis Pérez, delegado de un banco japonés en Buenos Aires, porque se quejaba de una costilla rota. Garzón y Romero sintieron la necesidad de conocer la mentalidad de esos criminales. Lo hacen desde diferentes ángulos en un libro de 627 páginas. Varios capítulos informan sobre el robo de niños. Los funcionarios de la tortura efectuaban una selección de las presas embarazadas, a las que fortalecían hasta el parto con más comida y vitaminas. "Después se llevaban a los hijos, como se hace con los perros", según María Victoria Moyano, cuyos padres figuran en la lista de desaparecidos. María Elena Mouriño fue querida de verdad por su madre apropiadora. "¿Tú te sentiste querida como una hija?". "Sí. Totalmente", responde a Vicente Romero. "Te digo más: estoy segura de que me quería más que a su hijo biológico".
La historia de Carla es más dura. La secuestró, previo asesinato de sus padres, Alfredo Rufo, ex miembro de la Triple A durante el Gobierno de Isabelita Perón (1974-1976), sicario de los generales golpistas. Desde los cinco años abusó sexualmente de ella.
-Y lo terrible, según su abuela Sacha, "es que la mujer de Rufo lo sabía. Incluso era ella, la supuesta madre, quien le daba las palizas más grandes (...) Conocía perfectamente los abusos de su maridito sobre la niña. Tuvo una relación de odio y de celos con la nena. Porque Carlita ya tenía un cuerpecito más o menos formado. Era una chica altita, grande. Y ella sentiría envidia. Además era una mujer que tenía problemas ginecológicos que no sólo le impedían parir hijos, sino que vete a saber si podía mantener relaciones felices con su marido o no, y tal vez por eso permitía que las tuviera con la niña. Carla no objetaría un careo con el pederasta torturador. "Yo creo que no me tiraría al cuello, ni nada por el estilo. Tengo suficiente sangre fría para mirarlo a la cara y decirle: 'Estamos los dos solos: ¿me podrías contar qué has hecho con mi madre?".
Paula Logares, de 30 años, empleada en el Archivo Nacional de la Memoria, sabe que mataron a la suya gracias a las Abuelas de Plaza de Mayo. Un suboficial de la policía, cuya esposa no podía tener hijos, se la llevó a casa. Tenía 23 meses.
-¿Cómo era tu vida con esas dos personas que se habían apropiado de ti, Paula? -le preguntó Baltasar Garzón.
-Yo creo que, a la vista de la gente, no era diferente de la de cualquier otra familia. Aparentemente no había nada extraño. A él [al policía apropiador] le pregunté qué había hecho con mis padres. Primero dudó, hizo como que no sabía y después respondió: "No, yo no fui". A ella le pregunté por qué me había mentido durante tanto tiempo, y se puso a llorar.
Los matarifes actuaron sin límites porque se creyeron cruzados de la civilización cristiana, salvadores de la patria e instrumentos de la razón de Estado. Cabalgaron sobre el discurso de los principales ideólogos del golpe del 76: el Ejército, el poder económico y la Iglesia católica. Los cuartos de banderas y regimientos fueron inoculados con el virus de la depuración: la guerra contra la subversión sería justa y necesariamente sangrienta. El plan consistió en tomar prisioneros, militantes de la guerrilla, cómplices, simpatizantes, amigos personales o simplemente quienes figurasen en las agendas de direcciones de los sospechosos detenidos, según las conclusiones de Julio César Strassera, fiscal en el juicio de 1985 a las Juntas Militares. La fase siguiente fue "obtener información sometiéndolos a torturas, y finalmente, hacerlos desaparecer en la mayoría de los casos".
El modelo aprendió de las doctrinas contra la subversión aplicadas por militares franceses durante la guerra de Argelia y de las teorías impartidas en la Escuela de las Américas de Panamá, organizada por EE UU durante la guerra fría. Los verdugos poseyeron el poder de la vida y de la muerte, "como si pensaran que eran Dios", recordó Andrea Bello, detenida durante ocho meses en la ESMA.
Andrea había cumplido 19 años, pero aparentaba 13: las esposas se le salían por las muñecas, puro hueso. "Los vi entrar a torturar y después salir con una tranquilidad pasmosa para seguir charlando o haciendo otra cosa como si nada hubiera pasado. Era tremendo estar escuchando lo que le hacían a algún compañero, y verlos más tarde sonriendo imperturbables".
En democracia, a partir del 83, pocos verdugos sonrieron. No lo hizo el ex capitán de fragata argentino Alfredo Astiz cuando Alfredo Chávez, un sobreviviente del cadalso El Vesubio, le rompió a puñetazos la nariz y una prótesis dental.
-¿Vos sos Astiz? -le preguntó antes, al reconocerle en la calle.
-Sí. ¿Y vos quién sos?
-No importa. Vos sos un reverendo asesino hijo de puta. Un asesino de adolescentes.
"No le pegué de entrada. Le di tiempo preguntándole el nombre. Le di la oportunidad que él no le dio a Dagmar Hagelin", explicó Chávez a la prensa hace diez años. La mujer que acompañaba a Astiz gritaba: "¡Paren a este loco de mierda!". No lo logró. "¡El hijo de puta que tenés al lado mataba muchachitos por la espalda", le espetó Chávez, después de molerle a golpes. Astiz fue condenado en rebeldía a cadena perpetua por un tribunal francés, en diciembre de 1990, al haber sido encontrado culpable del asesinato de las monjas Alice Domon y Leonie Duquet. La justicia sueca lo persiguió por la muerte a tiros de Dagmar Hagelin, de 15 años, a quien supuestamente confundió con otra.
Baltasar Garzón reconoció a EL PAÍS que aprendió mucho durante la investigación de los crímenes. "Las reclamaciones de las víctimas de la dictadura argentina y chilena, con sus testimonios, pidiendo justicia fueron una gran lección para mí. Me vi como anonadado. No tienen que pedir justicia, tienen que exigir justicia. Nosotros estamos obligados a hacer todos los esfuerzos en Argentina, en Chile, en Guatemala... Ésa es la justicia universal". El juez no participó en las entrevistas con personas implicadas en procesos incoados por la Audiencia Nacional o que hubieran declarado ante él, pero el teniente de navío Adolfo Scilingo lo contó todo a quien quiso escucharle. Condenado el pasado julio en España a 1.084 años de cárcel por su participación en 255 detenciones ilegales, cumple condena tras haber reconocido su participación en los llamados vuelos de la muerte. Ante el juez ratificó varias entrevistas periodísticas. Una de ellas fue con Vicente Romero.
"El médico le dio una poderosa dosis final de somnífero a cada uno, con lo cual quedaron totalmente dormidos y procedimos a desvestirlos. Entonces se le produjo un estado de shock al cabo, que era un chico de unos veinte años, y se puso a llorar porque se dio cuenta... Evidentemente, si usted tiene 13 personas y las está desvistiendo, es para algo. Yo tuve que calmarlo y se fue a la cabina del avión. A mí se me quedaron grabadas dos chicas muy jovencitas. Tendrían unos diecinueve años. En un determinado momento, el suboficial abrió la compuerta trasera (...) Y a partir de ahí fuimos arrojando al vacío, una por una, a las personas esas".
Scilingo se ahogaba en alcohol después de los vuelos: "Mi vida cambió totalmente". También cambió la existencia de los torturadores. No pocos se suicidaron, otros buscaron refugio en la religión o la bebida, hubo quienes fueron internados en manicomios, y la mayoría, al drenar en casa los recuerdos, convirtió en pesadillas las relaciones conyugales y familiares. El pasado 11 de diciembre, Héctor Antonio Febres, alias Selva por su ferocidad en el tormento, se tragó una pastilla de cianuro. Murió, en una celda, cuatro días antes de que un tribunal lo condenara por 300 crímenes de lesa humanidad.
Scilingo trataba de no pensar en los asesinatos. Al fin y al cabo, sólo cumplía órdenes, se decía. La obediencia debida fue la gran coartada. "Pero los verdugos no violaban a las prisioneras cumpliendo órdenes. Ningún hombre puede tener una erección porque se lo mande un superior", subrayó Nilda Roy, desaparecida durante 11 meses. Estudiante de medicina, tenía 19 años cuando la detuvieron. Los dos meses de hambre y torturas en la comisaría de Avellaneda la consumieron. El comisario del centro policial al que fue trasladada después pidió una báscula nada más verla llegar: pesaba 29 kilos.
"Me sacaban de mi celda, me llevaban a la sala de interrogatorio y me volvían a torturar sin preguntarme nada, sólo para que gritara. Yo le servía para producir gritos femeninos, para demostrar que estaban atormentando a una mujer. Algunas veces pude avisar más tarde a los compañeros de cautiverio que quien había gritado era yo, no su mujer o su hija, y tranquilizarlos (...) y eso de ser la única mujer era para todo. Me habían trasladado al primer calabozo para tenerme a mano. Y allí... no importaba. Podía ser utilizada por todos, desde el cabo de guardia hasta los oficiales. Era una cosa que usaban, que estaba tirada en el piso, ya fuera para una violación completa o para masturbarse".
Durante los años setenta, cuando la extrema derecha y la extrema izquierda atemorizaron a los argentinos, el joven Walter Dockers militaba en el clandestino Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), comunista de tendencia trotskista, cuyo brazo armado era el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). También fue torturado. "Creo que los torturadores son gente con algún problema mental y que se sentían semidioses, en posesión de un poder de decisión sobre la vida y la muerte que no les permitía pensar ni plantearse cosas que los hubieran hecho flaquear", dice Dockers en el libro del juez y el periodista. "La mayor parte de los verdugos están en libertad. Y durante 30 años, beneficiados por la impunidad, parecen haberse relacionado de forma normal con sus familiares, amigos y vecinos. ¿Cómo se puede vivir con normalidad después de haber cometido tantas atrocidades?".
Las leyes de Obediencia Debida y Punto Final del Gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989) y los indultos de Carlos Menem (1989-1999) permitieron que el grueso de los verdugos siguiera trabajando en las Fuerzas Armadas, en la policía, en ministerios o en agencias de seguridad. El ex capitán de corbeta Ricardo Cavallo optó por el mundo de los negocios. En el año 1999, su empresa ganó en concurso la dirección del Registro Nacional de Vehículos (Renave) de México. Pero sus víctimas en la ESMA le reconocieron y fue detenido al año siguiente. Garzón pidió su extradición. Cavallo permanece en prisión en España desde que el 29 de junio de 2003 fuera extraditado por México, donde fue detenido en agosto de 2000 tras ser reconocido por varias de sus víctimas.
¿Cuándo se produce la disociación de los verdugos? ¿En qué momento un responsable padre de familia, y afable vecino, se transforma en un represor, en un secuestrador, en un torturador, en un asesino? El médico pediatra Norberto Liwski, a quien martirizaban haciéndole creer que estaban torturando a sus dos hijas pequeñas enseñándole su ropa interior, mojada y manchada, lo explica así: "Lo que marca el comportamiento de estos individuos, autores de crímenes de lesa humanidad, es cuando la sociedad y las instituciones establecen una plataforma de legitimación de su comportamiento, e incluso mecanismos que les dan pátinas de responsabilidad". Al amparo de las instituciones golpistas y del silencio de la sociedad, más cobarde que ignorante, los patriotas de la picana exhibieron un desdoblamiento de personalidad que aún espanta.
Apareció hoy en El País.
"Fallece en La Habana el ex agente de la CIA Phillip B. Agee"
"El ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Phillip B. Agee, falleció el lunes por la noche en La Habana a los 72 años, ha informado hoy el diario oficial Granma. Agee fue funcionario de la agencia estadounidense durante 12 años hasta que se desvinculó en 1968 “por motivos de conciencia”. Granma el medio de difusión del gobierno cubano, ha calificado al ex agente estadounidense de "un leal amigo de Cuba y ferviente defensor de la lucha de los pueblos por un mundo mejor”.
Según Granma, que no precisa las causas del deceso, desde 1968 Agee “se consagró en denunciar las actividades terroristas, desestabilizadores y subversivas del gobierno de EE UU contra los gobiernos y personas progresistas y revolucionarios en América Latina y el Caribe”. Subraya también su "solidaridad con Cuba, Nicaragua, Granada y Venezuela”.
Su viuda, la bailarina de ballet alemana, Giselle Roberge, dijo a sus amigos que Agee había estado hospitalizado desde el 15 de diciembre y que no se recuperó de una operación de úlceras perforadas.
En los últimos años, Agee se dedicó a trabajar en el sector turístico cubano y creó el sitio web "cubalinda.com", la primera empresa norteamericana en la isla desde el triunfo de la revolución, en 1959. El ex agente escribió en 1975 el libro Inside the Company: CIA diary (Dentro de la compañía: diario de la CIA), en el que denunciaba las actividades encubiertas de la CIA, especialmente en Latinoamérica.
Su renuncia se produjo en 1968 por su oposición al apoyo de EE UU a las dictaduras latinoamericanas y fue uno de los primeros en denunciar mundialmente las actividades de la CIA.
En su libro Inside the Company: CIA Diary, publicado en 27 idiomas, reveló los nombres de agentes que trabajaban en América Latina."
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Fallece/Habana/ex/agente/CIA/Phillip/B/Agee/elpepuintusa/20080109elpepuint_13/Tes

Monday, January 07, 2008



Hoy Nelson Manrique me hizo conocer un episodio de la historia aprista muy poco conocido, y menos atendido por los historiadores del presente. El intento levantisco de 1954 es un antecedente de las guerrilas del 65 interesante de observar, primero porque es anterior a la revolución cubana y su estela romántica con la que se suele asociar a los subsiguientes empeños del MIR y el ELN. Y luego porque el motivo de la conspiración de 1954 -con apoyo del MNR y Perón, nada menos- era fundamentalmente rescatar a Haya de la Torre, exiliado dentro de una embajada en Lima.



La última insurrección del APRA
Nelson Manrique
Perú 21, 7 de enero del 2008
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Una página poco conocida de la historia del Apra es la insurrección frustrada emprendida por un grupo de jóvenes apristas en 1954.
El movimiento era parte de un vasto plan concebido en Buenos Aires por Manuel Seoane, Luis Barrios y Armando Villanueva del Campo.
Preveía derrocar a Odría para liberar a Haya de la Torre, que estaba cautivo en la embajada de Colombia y contaba con el apoyo de Juan Domingo Perón y del MNR boliviano. El plan consideraba una invasión al Perú desde Bolivia, donde se entrenarían apristas provenientes de varios países, y otra por el norte, dirigida por Luis de la Puente Uceda y Guillermo Carnero Hooke.
Los preparativos para el alzamiento en el sur fracasaron debido a la infidencia de un periodista aprista, que alertó al gobierno de Odría, provocando el fin del apoyo de Perón.
En el norte los conjurados avanzaron más. Perón aportó "un préstamo de millones de pesos argentinos y una venta 'favorable' de 3 mil fusiles, 2 aviones B30, 4 millones de cartuchos, pistolas, granadas, etc.". Los exiliados apristas en México contaban además con el apoyo de los gobiernos dominicano, panameño, ecuatoriano y venezolano (Testimonio de Carnero Hooke, Juan Cristóbal: ¡Disciplina compañeros! Lima, 1985).
El movimiento debía iniciarse en Cajamarca, con la conducción militar de un general amigo del Apra exilado en Quito, Juan de Dios Cuadros. Los dirigentes de la insurrección recibieron una intensiva preparación militar de Cuadros y de un mayor ecuatoriano de apellido Arosemena, que se había especializado en guerra de guerrillas en África. Los preparativos para la insurrección se encontraban avanzados, se había contactado gente en Trujillo y Chiclayo y comprometido a dos guarniciones en Piura, aparte del apoyo de los militantes apristas del norte, pero cuando estaban por iniciar las acciones recibieron una contraorden; se temía que un levantamiento repentino pusiera en peligro la vida de Haya. Cuando este logró finalmente salir de su cautiverio hacia el extranjero y se enteró de la conspiración la desautorizó, acusando al general Cuadros, a De la Puente y a Carnero de "agentes del comunismo internacional". Volvía a plantearse la figura, tantas veces repetida en la historia del Apra, de una iniciativa insurreccional lanzada por una parte de la dirección, acogida con entusiasmo por las bases, y desautorizada a última hora por la dirección máxima del partido.
La aventura terminó con la captura de Carnero y De la Puente. Permanecieron en prisión hasta después de la caída de Odría. De la Puente invocaría luego este antecedente, cuando decidió lanzarse a la acción guerrillera con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (inicialmente Apra Rebelde), en 1965.
Hace un par de días encontré en algún lugar de Camaná el famoso libro de Seymour Hersh sobre la matanza de My Lai 4. Lo compré y lo estoy terminando hoy. A propósito me entero también que Oliver Stone estaría por filmar una película basada en estos eventos con el nombre de "Pinkville", el apodo con que los gringo reconocían la zona donde estaba la aldea. Ayer también, de casualidad, me entero que ahce un año falleció Hugh Thompson, un piloto de helicóptero que interpuso su nave entre sobrevivientes que huían de la matanza y el teniente Calley, que iba tras ellos. Esa mañana de marzo, más de 500 aldeanos fueron asesinados por las tropas norteamericanas. Thompson logró salvar a varios y protestó en medio de la masacre, no sin antes volver a rescatar a otros sobrevivientes. Esta historia estaría siendo parte de la película de Stone. Bueno, yo encontré esta nota de hace un año, cuando falleció Hugh Thompson, http://www.commondreams.org/headlines06/0107-05.htm. También encontré la web del juicio de My Lai en http://www.law.umkc.edu/faculty/projects/ftrials/mylai/mylai.htm.

La historia recuerda las propias. Calley y Telmo Hurtado, el gobierno gringo y el de García, el comportamiento de los políticos apañando las acciones criminales de la tropa, y yo recuerdo al congresista Melgar en el caso Cayara, y a los empresarios haciendo una bolsa desde hace unos años, para defender a todos los militares implicados en violaciones a los derechos humanos (con al politicamente correcta exclusión de los militares miembros del grupo Colina).






Sunday, January 06, 2008


Mamá cumple 100 años

Con este título el suplemento Radar del diario Página 12 recuerda el centenario del nacimiento de Simone de Beauvoir, http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-4357-2008-01-06.html#inicio.
Se publicó esta sugerente entrevista en La revista Ñ del diario El Clarín. También aparece una breve reseña en el suplemento Radar del diario Página12, http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-2887-2008-01-06.html

"Cuando se impuso el feriado del 12 de Octubre, acá no hubo protestas"
Cómo en las discusiones sobre el pasado se dirimen cuestiones del presente. Cómo el Estado crea ese pasado. El historiador Alejandro Cattaruzza lo explica con ejemplos.
Por: Carlos Subosky

En 1917, el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen decreta al 12 de Octubre como feriado nacional ¿Cuál era el motivo para hacerlo?
El historiador Alejandro Cattaruzza lleva tiempo pensando este tipo de cuestiones. De hecho, acaba de publicar Los usos del pasado. La historia y la política argentina en discusión, 1910-1945, un libro donde analiza cómo distintos componentes de la sociedad luchan por apropiarse del ayer y darle una interpretación que logre un consenso en la sociedad. Y cómo en las discusiones sobre el pasado se dirimen problemas del presente. Entonces, ¿qué hizo que Yrigoyen decidiera conmemorar el Descubrimiento, más de 400 años después?

-Ahí entran en juego varias consideraciones. Una es la importante presencia de la colectividad española en Argentina, que de algún modo pedía a Yrigoyen que considerara esta fecha como positiva. También aparecía una reconfiguración de sectores de la elite en relación con España, que buscaban reivindicar el Descubrimiento y mostrar un gesto hacia ese país. Todo esto presentaba una gran dificultad porque se suponía que la tradición política argentina estaba fundada en la ruptura con España.

-¿Por qué se dio este acercamiento a España?
-Esto se inscribe en un proceso más antiguo de reorganización de las relaciones diplomáticas con España y, sobre todo, de los vínculos entre intelectuales.

-¿Hubo protestas al decretarse el feriado del 12 de Octubre?
-No se registraron entonces protestas importantes. Hoy, en cambio, asociaciones de aborígenes y grupos políticos, incluso muy moderados, se han pronunciado contra esa conmemoración.

-Usted sostiene que en el pasado se dirimen problemas del pre sente. ¿Estas discusiones fueron constantes en nuestra historia?
-Las disputas por construir interpretaciones del pasado y darles un sentido son procesos que no se detienen. En un sentido, el Juicio a las Juntas en 1985 fue un ejercicio de interpretación del pasado, pero al tener una carga jurídica tan fuerte, esa dimensión quedó en segundo plano.

-¿Qué rol ocupa el Estado en esta construcción de las imágenes del pasado?
-El Estado, desde fines del siglo XIX, ha puesto en marcha dispositivos de masas a través de la escuela, de los monumentos patrióticos, que remiten a un ayer que se supone que es común. Esto al mismo tiempo era una operación de disciplinamiento y de integración. Para lograrlo debía imponerse a otras imágenes del pasado que existían, como las memorias regionales o de clase.

-Su libro habla de cómo se cambió la imagen negativa del gaucho...
-A fines del siglo XIX era posible organizar una tradición que no tuviera al gaucho presente. Luego, a partir de Leopoldo Lugones y de Manuel Gálvez, con sus conferencias sobre el Martín Fierro, aparece entre los intelectuales el gaucho en el centro de la tradición nacional. La idea de que el Martín Fierro era un poema nacional en el que resuena la voz del país, que esbozaban Lugones o Ricardo Rojas, no se expande en los primeros años con facilidad en el mundo intelectual. Y en lo político tampoco. Una revista de izquierda de aquel entonces decía que ellos no eran ni gauchos ni indígenas, sino trabajadores. Esto ayuda a entender cómo estas tradiciones estaban en construcción y disputa. Hoy nadie imaginaría una posición de izquierda que no reivindique una identidad gauchesca, indígena o nacional. La recuperación del Martín Fierro como poema nacional tuvo lugar pocos años después del Centenario y esto coincidía parcialmente con planteos que veían el interior del país como el sitio donde estaban las tradiciones que se suponían auténticamente nacionales. Suele admitirse que, en muchos casos, esos argumentos se enlazaban con la preocupación de sectores de elite por los procesos de modernización, urbanización, inmigración de masas y aparición de nuevas formas del conflicto social, que veían como amenazas al orden tradicional.

-También la música folclórica aparece como unificadora de tradición...
-Así es. El folclore se incorpora al ritual patriótico formal en los años 30. Aparece en el ritual escolar de la época. Así puede verse un mecanismo con el que el Estado busca crear una identidad e imponer interpretaciones del pasado. La imagen del gaucho y su relación con la Revolución de Mayo se reivindican junto a este género musical. Esto podría ser un síntoma de que aquella nación de fines del siglo XIX que se imaginaba construida alrededor de una tradición política con centro en Mayo había terminado por incorporar otras notas a la construcción de su identidad.

El ERP y Cabral
Cattaruzza recuerda que la primera acción armada del ERP fue ejecutada por el "Comando Sargento Cabral". ¿Por qué? "Esta decisión tiene que ver con la figura heroica que da su vida por la patria. Creo que el episodio revela un consenso pro fundo en torno a lo valorables que son las actitudes heroicas. Diría que el sacrificio es la virtud que el ERP ve en el Sargento Cabral. Estaba también la circunstancia de que fuera un suboficial que probablemente venía de los sectores populares."

Friday, January 04, 2008

Sobre el caso de los argentinos secuestrados y el pedido de la justicia italiana para interrogar a Morales Bermudez, aparece hoy este artículo http://www.larepublica.com.pe/content/view/197312/481/ de un desconocido testigo de los hechos, Rafael Roncagliolo.

Thursday, January 03, 2008

Leí ayer en Perú21 :
"Se vienen juicios por casos de violación de los DD.HH.
Por Raúl Sánchez
Alan García siempre ha negado que él hubiera ordenado el operativo militar en El Frontón. (FOTO: Archivo histórico El Comercio)

Alan García sería llamado a testificar por matanzas de El Frontón, Cayara y Accomarca. Alrededor de 80 ex militares implicados recibirían sentencia este año por esos crímenes.
Los crímenes perpetrados en las poblaciones de Cayara y de Accomarca (Ayacucho) y en el penal de El Frontón -durante el primer gobierno del presidente Alan García- serán llevados a juicio oral este año, donde se sentenciaría a los ex militares y a los oficiales en actividad acusados por estos hechos. El anuncio lo hizo el titular de la Sala Penal Nacional, Pablo Talavera Elguera.
En suma, son 210 personas las que fueron asesinadas en esos lugares por las fuerzas militares, según lo han señalado las investigaciones del Ministerio Público y de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.Debido a que en esas matanzas están implicados ex miembros de las Fuerzas Armadas y a que las mismas se produjeron cuando gobernaba el país Alan García, este sería llamado a declarar en calidad de testigo.
LA PARTICIPACIÓN DE GARCÍA. El actual mandatario fue acusado de tener cierto grado de responsabilidad en la matanza de El Frontón, pero la Fiscalía archivó su caso el año pasado. Sin embargo, las organizaciones de DD.HH. sostienen que existen documentos, testimonios e indicios sobre su responsabilidad penal. Estas piden que el líder del Partido Aprista sea juzgado por ese caso y por otros cometidos, según dicen, como una política sistemática de violación de los derechos humanos en su primer gobierno.
Los abogados de organizaciones como la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh) y el Instituto de Defensa Legal (IDL) se constituirían como parte civil en esos juicios y solicitarían que García sea llamado para que declare como testigo.
SENTENCIAS A ACUSADOS. Se prevé que, por los casos Cayara, Accomarca y El Frontón, por lo menos 80 ex militares y oficiales en actividad serían sentenciados por su supuesta responsabilidad en los delitos de violación de los derechos humanos."Nuestra voluntad va a estar orientada a ver casos de derechos humanos, casos complejos, de mucha dificultad probatoria y de mucho esfuerzo por parte de todos los órganos: del Ministerio Público, de la parte civil y de la defensa de los acusados", anunció el vocal Talavera en diálogo con el programa No hay derecho, de radio San Borja.
"Tendremos casos importantes que ya han sido elevados para el inicio del juicio oral, como es el caso de las matanzas de Accomarca y de Cayara. Tenemos, también, casos de violación sexual en un contexto de violación de derechos humanos, además del caso El Frontón, que ya ha concluido el plazo de instrucción y está listo para juicio oral. Asimismo, el caso conocido como Madre Mía", apuntó el magistrado superior.
En el caso Madre Mía, el acusado es el ex candidato presidencial del Partido Nacionalista Peruano y ex comandante del Ejército, Ollanta Humala, a quien se le atribuye responsabilidad por la desaparición forzada de, por lo menos, dos personas en el Alto Huallaga. En el inicio del juicio oral, Humala deberá estar sentado en el banquillo de los acusados y responder a los delitos que se le imputan.
Por todo esto, el 2008 será un año en el que se sentenciaría, por primera vez, a un número importante de militares en situación de retiro y en actividad, lo cual revertiría la imagen de impunidad que actualmente existe en esos casos de violación de los derechos humanos."


La Corte Suprema ha ratificado al condena a cadena perpetua de Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre, así como ha ampliado -ojo- las de Maria Pantoja y Laura Zambrano. La noticia la leo en La República de hoy: http://www.larepublica.com.pe/content/view/197248/676/

Un hombre y tres mujeres cumplen las condenas más altas por la matanza de Lucanamarca entre otros crímenes. La destacada presencia de mujeres en esta condena es opuesta a la presencia muejres inculpadas en los juicios contra los casos de corrupción en general. En estos no hay mujeres entre las cabezas de la corrupción, al menos de con el peso que tuvieron en Sendero Luminoso. Distinta es la presencia de las mujeres fujimoristas en su liderazgo.